jueves, 19 de marzo de 2009

DESVIRGINADOR NOCTURNO


Jherson es mi amigo, un tipo con mucho sentido del humor, pocas agallas pero casi siempre con buenas intenciones. Yo lo conocí cuando tenía diecisiete años (tres años menos que yo) y aun no sabía lo que era estar con una mujer. Un día se le presento la oportunidad de estar con una chica, y para suerte suya, ella también era virgen. Al día siguiente mi amigo no cabía en su pellejo de felicidad, se sentía un ganador, un semental, un todopoderoso. Agradecido por el destino y por la vida, se quería cambiar el nombre, ya no quería que lo llamen Jherson, deseaba que ahora su nombre sea: “El Depredador de Vírgenes”.
Jherson gano mucha moral, subió tres escalones mas en autoestima y andaba a la caza de otras chicas que “quisieran probar sus virtudes”. No le fue tan mal, su cabello largo y su cara de niño bueno lo ayudaban, aunque en el fondo sabía que le faltaba malicia para las mujeres. Yo motivado por su arrogancia, vanidad y también por algo de envidia mía (es que nunca había estado con una chica virgen), quería saber lo que es estar con una chica principiante, de esas que te miran temerosas preguntando que es lo que va a pasar después. Luego de una larga búsqueda (porque me dijeron que ya no quedan vírgenes en este mundo), encontré una buena candidata, se llamaba Wendy tenia diecinueve años, trabajaba, estudiaba e iba a misa todos los domingos, participaba en el coro de la iglesia y tenia sus reuniones de catequesis tres veces por semana. Pensé que no encontraría mejor candidata que ella, entonces puse mis manos a la obra. Tres semanas después, luego de varios besos y caricias fogosas, le propuse “irnos a un lugar mas privado”, ella acepto y yo ya estaba sintiéndome un depredador.
Estando en la habitación pedi unos tragos para que ella deje los nervios, pero los tragos aparte de soltar los nervios, también te suelta la lengua. Fue ahí que Wendy me confeso que no era virgen, que ya había tenido “alguna experiencia en estas canchas”. Me sentí defraudado, algo desanimado y hasta aburrido de saber que ya no quedan vírgenes en este mundo como me habían dicho. Pero eso no fue todo, esa noche confusa me voltearon el pastel, entre las cuatro paredes de esa habitación se podían oír gemidos, quejidos de dolor y algo de misericordia: “no, así no, mas despacio”, “no te muevas tan bruscamente”, “me haces doler”, “por favor, ya cánsate”. Aquellos gritos eran los míos, había echo explotar un volcán que no quería detenerse nunca, sus movimientos eran tan rudos que pensé que iba a necesitar reposo absoluto saliendo de ese hotel, me sentía vejado, maltratado, casi violado y en cierta parte de mi cuerpo, algo irritado. Creo que fue mi castigo al tratar de buscar cosas que no son para mí, al querer ser un buscador de talentos principiantes para poder experimentar cosas nuevas. Lo pude confirmar cuando la respuesta a mis quejidos de parte de mi ninfomaníaca amiga Wendy fueron estas palabras: “No te quejes tanto que pareces una nena virgen”.

1 comentario:

Cesar Jack dijo...

JAJAJAJAJA, TE ENGAÑARON, TE USARON Y ENCIMA TE VIOLARON, LA PROX, TENES QUE PREGUNTAR A LOS AMIGOS DE LA FLACA PARA SABER EL PASADO, SIEMPRE ES BUENO PREGUNTAR ESO POR AHI JAJAJAJAJAJA.