martes, 10 de julio de 2012

DIA DEL AMIGO



Es sábado al fin, no un sábado cualquiera, es “día del amigo”, una celebración creada por una empresa cervecera para que consuman su producto en dicha celebración. Es sábado al fin y no tengo planes todavía, mi sirena (la chica de quien estoy enamorado) me dice que no podrá verme esta noche porque saldrá con sus amigas del trabajo para pasar un rato ameno (quizás más ameno que conmigo y por eso las ha escogido a ellas antes que a mi). No he reclamado, acepté los planes de mi chica hidalgamente y solo espero que ocurra algo divertido para no pasar un sábado para el olvido.
Ya no tengo amigos, me he quedado solo, todos se han alejado de mí, algunos porque tienen cosas más importantes que hacer (no los culpo), otros porque simplemente deje de caerles bien (tampoco los culpo), no tengo con quien celebrar y alcoholizarme hasta terminar gateando, como bien lo desea aquella compañía de cerveza, que ha inventado dichoso día, sospecho para hacerme sentir más triste y miserable. Y para mi mala suerte me mandaron a trabajar un sábado por la mañana.
Para mi buena suerte nos dejaron salir temprano, justificando la celebración de cumpleaños de todos los nacieron en el primer semestre del año. Yo nací en enero, así que me correspondía estar entre los agasajados. Me dieron un obsequio y el jefe mi dio un abrazo en señal de felicitaciones. El sábado ya había mejorado, tenía un presente y un abrazo del jefe, que aunque no tenga cara de listo, me cae muy bien. A la salida del trabajo, mis compañeras me invitan a tomar unas cervezas en el bar de en frente, no dudó en aceptar, siempre es agradable tomar unas cervezas con ellas, son muy bromistas, ligeras y sobre todo, casi tengo la certeza de que les caigo bien.
Entramos en el bar llamado “La Cabañita”, pedimos seis cervezas y empezamos con las bromas, esa necesidad de “poner en el centro” a alguien y llenarla de burlas, algunas crueles, para saber que tanto soportan o que tan rápido logran zafarse para poner a otro al centro y convertirse de victima a victimario. En eso consiste las noches de copas con los amigos en la pequeña Lima. Algunos ya le echaban el ojo a quien arremeter, otros ya sabían con quien se irían a seguir la noche a un lugar más cómodo. Yo solo pensaba en mi sirena, en lo bien que la podíamos pasar los dos a solas, sin mas instrumentos que nuestras bocas para hacer la noche interminable. Pero hoy no podía verla, sus amigas me la ganaron por puesta de mano. Estaba resignado a terminar ebrio en ese bar, dándole la razón a la empresa cervecera que tuvo el tino de inventar el “día del amigo” para que tontos como nosotros sigan las señales y consumamos su producto.
A mitad de la noche suena mi celular, es mi amiga Sofía que me pregunta donde ando, que si puedo ir a verla. Me disculpo enseguida y salgo del lugar dejando a cuatro bellas chicas bastante pasadas de tragos, pero bien acompañadas. Ese lugar no es para mí, al menos no hasta el final de la noche. Tomo un bus y voy en busca de Sofía, le invito comida china en un restaurant mientras me cuenta como le fue su semana, mientras le cuento como fue mi semana. Sofía es una chica linda y muy amable conmigo, me soporta los defectos como si fueran solo detallitos, a veces pienso que solo me sigue la corriente. Pero me hace reír, me encanta su ingenuidad que se podría confundir con cucufateria. Siempre le digo que alguien tan torcido como yo, necesitaba de alguien tan cucufata como ella para estar tranquilo. Sofía es muy linda pero no se lo digo muy seguido porque temo espantarla, ella solo me ve como un amigo, yo aparte de amiga la veo como una terapia psiquiátrica, me provoca portarme bien cuando la tengo a mi lado, me calma mucho estar con ella, me recuerda que alguna vez yo fui un tipo bueno.
La noche se hizo extensa, fuimos al cine a ver una película, ya para esto se me había pasado la borrachera y terminamos caminando como cuarenta cuadras desde el cine hasta su casa, siendo la una de la mañana, contándole cosas de mi adolescencia, contándome ella cosas de su adolescencia, hablando de amores pasados, de vidas futuras. Mientras tanto la madrugada transcurría y nosotros sin sueño, oyendo las ambulancias pasar de prisa, el aullido de los perros a lo lejos, los borrachos que deambulaban por algunos rincones. Lo que parecía un sábado mezquino se convirtió en una noche como pocas, donde recordé que puedo ser un animal nocturno, pero también un ser humano que se porta bien, que puede amar en buena lid, que puede beber y no terminar gateando en los bares, pero sobre todo, sentí que todavía puedo tener buenos amigos. Parece que este lobo se está domesticando.

domingo, 10 de junio de 2012

MENSAJES DE TEXTO




Lunes al mediodía, un mensaje de texto de texto llega a mi celular, Es Vanesa que me dice: “Hace mucho que no te veo, vas a seguir huyendo de mí?. Tengo depa nuevo y quisiera estrenarlo contigo, no te lo voy a pedir dos veces. Te espero esta noche”. Hace varios meses que no me veo con Vanesa, desde que empecé a salir con mi sirena (la que aparece y desaparece) no la he vuelto a ver. No respondo el celular, prefiero evitar más complicaciones en mi vida y dejo que las horas entierres y olviden esa generosa propuesta que en otras circunstancias hubiera aceptado de inmediato.

Martes en la mañana, un mensaje de texto me dice: “Mi marido leyó tus mensajes y ha empezado a hacerme preguntas, te salvaste porque te cambie de nombre la noche anterior (ahora estoy en su agenda como “Sandra”), pero nuestros encuentros deben terminar. Fue lindo mientras duro, pero nada es más importante que mi familia… y mucho menos tu”. Era Andrómeda que con eso se despedía de mí, quizás para siempre. Solo pude responder con un resignado: “está todo bien, has lo que tengas que hacer”. El día termino sin lutos ni muertos que lamentar, la vida tiene que seguir.

Miércoles por la tarde, un mensaje de texto retumba mi celular: “Oye imbécil, quien te crees tú para decirme esas cosas?. A partir de ahora no me dirijas la palabra, tu y yo ya no somos amigos”. Era Milagros que así terminaba nuestra amistad de años, por haberle enviado la noche anterior un mensaje en joda que le decía: “Espero que me pagues lo que me debes… estafadora”. La deuda era por una cantidad tan ridícula (equivalente a tres galletas o a un kilo de pollo), que me tome la licencia de dramatizar el hecho y llamarla en broma “estafadora”, sin pensar que ella se lo tomaría tan a pecho. La amistad se terminó, perdí a una de mis mejores amigas por un chiste de mal gusto, o quizás, como me dijo una amiga, por un periodo mal llevado (maldita regla).

 Jueves por la mañana, un mensaje de texto en mi celular: “Quiero que vengas a mi departamento, si no vienes esta noche, olvídate de mí. Nunca más te lo pediré. Si no vienes, no vuelvas a buscarme jamás”. Es Vanesa que no sé porque se acuerda de mi después de varias semanas. También el mismo Jueves me llega otro mensaje al celular: “Quisiera ir a la playa a caminar y sentarme a ver las olas como una autista, no quieres venir?” Es Sofía, una amiga que conocí por leer mi blog. Aquella noche me quedé con Sofía toda la noche frente al mar, tirando piedras desde la orilla, oyendo las olas a ojos cerrados, viendo el amanecer, muriéndonos de frio, confesando lo que jamás le he dicho a nadie.

Viernes por la noche, un mensaje de texto en mi celular: “Debo desaparecer, no puedo quedarme. Lo siento”. Era mi sirena que una vez más desaparecía de mi vida, esta vez dándome una razón que no puedo contar. Las luces se apagan en la pequeña Lima, es casi de madrugada y debo descansar. El insomnio llegaba y vi la mañana tan cerca que no recuerdo haber cerrado los ojos.
 
Sábado por la noche, me embriago con los amigos, me pierdo por las calles del centro de la ciudad. No he dormido la noche anterior, Vanesa no me perdonará nunca haberla ignorado. Andrómeda cerró el capítulo en su vida,  yo ya no existo más en sus historias. Milagros siempre será mi amiga, solo debo esperar a que le termine su periodo y pueda pensar las cosas mejor. Sofía me comprende o al menos lo intenta, por eso deseo que siempre siga ahí, todavía nos quedan más noches frente al mar. Mi sirena, la que aparece y desaparece, tiene un lugar eterno en mi vida, y en primera fila. Su amistad vale más que cualquier despedida.

Sábado por la noche, un mensaje de texto acaricia mi celular como queriéndolo calmar luego de tantas batallas perdidas:  “Hola ranita, tanto tiempo sin saber de ti, espero que estés bien. Te cuento que ya me case, soy feliz y no cambiaría esto por nada. Pero no sé porque te extrañe esta noche y quise saber de ti”. Mis ojos no podían creerlo, era Ana Rosa, un amor lejano y platónico. El mensaje continuaba mientras mis ojos humedecían volviendo al pasado, “Te escribo para decirte que he vuelto por ti, que no te dejaré nunca más, siempre estaré pendiente de ti por este medio. La vida continúa y espero que seas feliz. He vuelto porque lo que vivimos juntos y lo que me hiciste sentir nunca lo podré olvidar, eres alguien muy especial y siempre te voy a querer”. Apago el celular y por fin siento que poder dormir, ya no quiero recibir más mensajes. Era todo lo que necesitaba saber… que todavía le importo a alguien.

domingo, 11 de marzo de 2012

OJOS CERRADOS II



Abro lo ojos y todavía no amanece, cuantas horas he permanecido aquí? ya no lo recuerdo, este sofá me detiene para no tocar el piso, al fondo de la habitación escucho la canción de Los Rancheros: El Che y los Rollings Stones. La ventana esta abierta pero las cortinas ocultan la poca luz que entra a la habitación. Veo ropa tirada por todo el piso, mujeres de quien ya no recuerdo el nombre, ninguna me mira, estoy muerto para ellas, ya no habito el cuarto, me fui a volar sobre mis sueños. Veo copas de alcohol sobre la mesa, cigarrillos destruidos hundiéndose en el cenicero, paquetes pequeños de papel blanco al lado de una billetera roja, tarjetas de crédito manchadas sobre un pedazo de espejo. 

La habitación empezó a girar de prisa, los ruidos aumentaban cada vez mas, mi cabeza a punto de estallar, mi estomago no lo pudo soportar, me encierro en el baño, sin darme cuenta que hay dos personas aparte de mi, moviéndose desenfrenadamente en un rincón, tampoco recuerdo sus nombres, ya no recuerdo ni el mio propio. Solo sé que entre aquí siendo alguien y ahora me siento peor que nadie. Buscando en el vació la respuesta de todas las cosas, empezando por quien soy?. 

Asomo mi cabeza por la ventana que da a la calle, respiro hondo, toso, grito de dolor,  de angustia, de miedo. No hay nadie afuera, es de madrugada y a nadie le interesa lo que suceda en esta habitación. Quiero salir huyendo, pero no encuentro mi abrigo en ningún lado. Me meto a una habitación y es donde encuentro mi abrigo sobre el cuerpo de una mujer, aquella mujer se me hace conocida, pero todavía no recupero del todo la razón. Respiro hondo y ya sé quien es, la tomo del brazo y la siento fría, sepulcralmente fría. Me azota un ataque de pánico, me golpeo la cabeza y caigo al piso. Despierto, me ahogo en mi propio viento, todo fue un sueño, sigo en aquel sofá, el alcohol, los paquetes blancos siguen sobre la mesa, y yo sigo sin mi abrigo, donde lo deje?. No quiero saberlo, me sigue doliendo el pecho, me sigo sintiendo un animal inconsciente de este juego. Me refugio en aquel sofá, le doy la espalda al desenlace... y cierro los ojos.


sábado, 3 de marzo de 2012

OJOS CERRADOS I


El alcohol ya hizo su trabajo, siento hormigueos en las manos, golpes en el pecho, como si el diástole peleara con el sístole, siento que me ahogo en medio de todo el humo de cigarrillos y otras sustancias. Veo gente que se mete al baño para aspirar polvo blanco, lo he visto mientras me echaba agua en el rostro de tanto ardor que tenia. Las mesas hacen ruido pero yo ya no las escucho, el vidrio roto al explotar las botellas ya no tienen sentido, todo el mundo va de prisa, la vida va de prisa... y la muerte se detiene a mirarme.

Como llegue hasta este lugar? como siempre sucede, no fui yo quien lo decidió, tengo amigos que ya no son mis amigos, algunos porque se dieron cuenta quien soy, otros porque ya están muertos. El alcohol sigue caminando por el lugar, de copa en copa, de mano en mano. Veo rostros que ríen sin motivo, manos que chocan con otras manos, cuerpos que se mezclan con muchos cuerpos. Veo la vida finalizar con la noche, es el lugar donde los lobos  terminan de aullar, donde todo empieza a moverse, mis manos sufren temblores, el miedo ha llegado... es momento de cerrar los ojos.