jueves, 31 de diciembre de 2009

A CELEBRAR UN AÑO MAS


El año va terminando y me pongo a hacer un balance de lo que me ha pasado, el saldo es muy favorable, pase muy buenos momentos y lo que es mejor, aquellos buenos momentos la pase con alguien muy especial. Conocí a mi tangamandapiana (la de los ojitos tiernos en la foto) y nos hemos llevado muy bien. Pero aunque me quiere mucho, parece que ya se enteró de que es mejor persona que yo y eso podría jugar en mi contra. Porque seamos sinceros, hasta el ladrón de la esquina podría ser mejor persona que yo, la vida que tuve me ha vuelto una persona muy desconfiada y ruin, eso a veces es una desventaja porque nunca entrego todo lo que debo dar en una relación. Pero voy aprendiendo y eso es otra desventaja, porque hay que tenerme mucha paciencia, a veces soy muy irritante, pienso que todo irá mejor a la próxima y esa también es otra desventaja, porque si no logro aprender a la primera, a la segunda es casi lo mismo, entonces estoy en una lucha constante, donde no siempre hago lo mejor que puedo en un mundo tan desventajoso, todo un reto para mi tangamandapiana, pero en fin, a cruzar los dedos a ver que pasará.

Este año conocí a muchas personas, algunas más interesantes que otras, una de ellas es mi amiga la vampirita, una argentina que me recuerda a mi cuando tenía veinte años, tan deseosa de sexo como si fuese agua para beber, en el tiempo que la he conocido me ha mostrado casi todas sus caras, espero que siga conmigo hasta hacerse viejita (aunque ella diga que las personas como nosotros, jamas llegan a viejos) y ver aquella metamorfosis que a todos nos da. Conocí a varios músicos que tocan en un viejo bar, donde si pudiera iría a verlos todos los fines de semana, lástima que no se puede, porque casi no tengo días libres y ellos casi no tocan todos los fines de semana (pero ya le llegaran mas contratos chicos, sigan luchándola). He tenido que bajar mi kilometraje por la bendita fidelidad, también porque se me perdió el celular y con el muchos nombres y números telefónicos, aunque no lo crean, me cuesta recordar teléfonos, incluso no recuerdo mi propio número si no fuera porque lo tengo apuntado en mi agenda, así de distraído he llegado a ser. Entonces al perder mi celular, también he perdido mucho de mi vida bohemia y promiscua. Pero ya tengo novia, eso calma un poco mi sed. Una novia que a veces lee este blog y tengo que decirle que todo lo que cuento sucedió en épocas pasadas, aunque ella no logre creerme del todo.

El año se va y con él muchas cosas vividas, estoy seguro que para uds. también lo ha sido, no pensé que este pequeño blog hecho para chicos degenerados haya sido leído por mas personas de las que imaginé, se agradece la atención y el tiempo dedicado a esta esquina tan humilde hecha con mucho cariño, aquí he matado un poco mis fantasmas, me he sentido un poco mejor al contar mis desventuras tal y como sucedieron, siendo yo el héroe o el villano, el tonto o el canalla, pues todos tenemos dentro un poco de todo eso. Se han cambiado nombres, fechas, lugares, solo para proteger mi integridad, aunque muchas de las personas han terminado riéndose conmigo después de leerlas, solo mi queridísimo amigo Javier ha levantado su voz de reclamo y es por eso le he prometido ya no escribir mas cosas sobre él, para tristeza de los chicos del barrio, ni modo muchachos, todo tiene su final.

Para terminar mi ultima entrada del 2009, les deseo un feliz año a todos mis lectores, les puedo desear muchas cosas buenas, aventuras y romances. Y para no dejar de ser yo, les deseo que este año que se viene, cojan mucho, cojan como locos, y si se puede de vez en cuando…. hagan el amor.

Feliz año les desea este lobito feroz.

miércoles, 30 de diciembre de 2009

UN LOBITO EN EL PARAISO


Era el cumpleaños de mi amiga Sara y no la había visto en varias semanas, es que luego de un tiempo por fin se había decidido en estar con Claudia y solamente con Claudia, así que nos alejamos un poco para que vivan su luna de miel. Pero yo siempre he creído que los cumpleaños es la mejor ocasión para ver a los amigos, es por eso que la llamo a su celular y le digo si me deja visitarla a su departamento para tomarnos unos tragos, ella acepta y voy enseguida al encuentro.

Llegue a su nuevo nidito de amor y es Claudia quien me abre la puerta, ella ya tenía referencias de mi así que no fue muy brusca la presentación, pero no solo estaban Claudia y Sara en ese departamento, cuando entre a la sala estaban cinco personas más sentadas y listas para una celebración. Sara me presentó a todas sus amigas, compramos unas cervezas y charlamos como buenos amigos entre todos, demás está decir que todas las chicas de ese lugar se habían acostado con más mujeres que yo, lo cual además de herir mi ego me hacía sentir como si estuviera en un mundo paralelo, pero me gustaba ser el nene del grupo (aunque sea el único chico del grupo). Luego de muchas bromas y mucho alcohol, una de las chicas nos invito a ir a una discoteca que recién habían abierto en Miraflores, donde casi la totalidad de los asistentes eran lesbianas. Debo confesar que esa era una de mis fantasías, estar rodeado de mujeres que se agarren a besos y caricias todo el tiempo, Sara lo sabía, por eso acepto conmigo la invitación a esa bendita discoteca. Cuando se acabaron los tragos, salimos todos y tomamos un taxi rumbo a la discoteca “Eclipses”, parecía la noche perfecta y eso que recién estaba empezando.

Apenas llegamos a la discoteca mis ojitos parecían brillar como luces de navidad, era cierto, ese lugar estaba repleto de chicas guapas y cachondas, eran pocos los chicos gay, casi no había ninguno. Apenas cruzamos la puerta una mujer de un escote esplendido me saco a bailar, ante un escote así, es difícil negarme, tomando en cuenta que yo no sé bailar, pero como decirle que no a esa chica si estaba de película. Lo malo que apenas empezamos a bailar me preguntó si había venido con novio, le dije que solo vine con unas amigas, y fue ahí que me dijo que a su primo le había gustado, que ella me saco a bailar pero que en realidad desea que yo me tomara unas copas con su primo que estaba sentado en la barra. Voltee solo de curiosidad y no podía creerlo, aquel primo era muy guapo, parecía un modelo de televisión. Debo confesar que me sentí halagado que un tipo así se haya fijado en mí, creo que hasta por unos segundos había deseado ser gay para irme con ese chico a su departamento (imaginen lo guapo que estaba el condenado). Pero con la naturaleza no se puede ir en contra, a mi me encantan las mujeres y eso no es negociable por nada del mundo, así que deseche la propuesta y me fui a la mesa con mis amigas.

Estando ahí se nos acercaron más chicas, cada una más linda que la otra, en total éramos como doce personas pasándola bien, lo inevitable era que todas las chicas ahí presenten me preguntaban si yo era gay, cuando les decía que no, venia la pregunta más incomoda: “entonces que haces aquí??”, yo les decía que era el cumpleaños de Sara y yo voy a donde ella me lleve. Curiosamente dejaron de hacerme esas preguntas cuando ya les empecé a decir que era bisexual (estaba rodeada de mujeres, así que no había peligro). La noche transcurrió tranquila, con mucho alcohol y diversión, yo ya había visto más de la cuenta y estaba satisfecho, vi mujeres cachondas en cada rincón del salón, en el baño y los pasadizos oscuros, pensé que eso era lo único que me faltaba ver a mis cortos veintidos años, en resumen, era el tipo más feliz del mundo.

Pero la noche no terminaba, tomamos un taxi para seguir la fiesta en el departamento de Sara, donde mientras pasaban las horas, cada pareja se iba retirando a buscar un lugar donde desfogar sus pasiones, Sara y Claudia fueron las primeras que se fueron al dormitorio, luego las siguieron Verónica y Sheyla y las demás tambien, solo quedábamos yo, Sofía y un vino. Con lo que pude comprobar que el alcohol hace olvidar a las mujeres de que son lesbianas, o hace recordar a las lesbianas de que son mujeres después de todo. Porque al final, para pasarla bien, solo hacen falta dos. Además yo, con alcohol o sin alcohol, seguía siendo un lobito feroz…Salud.

domingo, 20 de diciembre de 2009

EL YIN Y EL YANG



Hace dos meses que me veo con Sara y la hemos pasado mejor que nunca. No podemos vernos todos los días pero al menos dos veces por semana hay tiempo para que yo la recoja del trabajo o ella venga al mío. Por esas cosas de la vida que ya no me sorprenden, Sara me cuenta que una de sus novias vive en el mismo distrito donde yo vivo, a unas siete calles de mi casa vive su novia Karina, en el segundo piso con ventana a la calle esta su habitación. Sara me cuenta que para no confundirla con su otra novia Claudia, ambas son llamadas por un diminutivo de su nombre, es por eso que a Karina la llama “Kary” y a Claudia la llama “Cali”, así ya no tiene problemas al nombrarlas, porque ninguna de ellas notara la diferencia de una letra. Yo solo escucho y tomo nota de cada detalle.


En una ocasión Sara llegó a mi trabajo para invitarme unos tragos, pedí permiso y me fui con ella a un bar que estaba cerca, charlamos por más de dos horas mientras la música nos envolvía en un clima incierto, nunca se acababan los temas de conversación, incluso cuando hablamos de mujeres, ella sabe más que yo así que le pido que me instruya en esos campos, que me diga los secretos de hacer gozar a una mujer sin usar el órgano que nos diferencia, ella acepta encantada y sin duda fue la mejor clase que he recibido en mi vida (ojala algún día enseñaran eso en las universidades pensé). Luego de varias copas Sara me pide que la acompañe a la casa de Claudia, que ya debe haber llegado del trabajo y le urgía tenerla en sus brazos esa noche. Salimos raudos y tomamos un taxi, llegamos a la casa de “Cali” y ella me pide que espere afuera para que vigile que sus tíos no suban, ya que ellos vivían en la planta de abajo y la única forma de llegar a la habitación de Claudia era por la escalera que daba a la calle. Hice de vigilante aquella noche, pedí unas latas de cerveza mientras me sentaba en una esquina viendo la gente pasar, alucinando tal vez lo que sería aquel encuentro entre dos gatas en celo, fogosas de tenerse una a la otra, debo admitir que estaba sobreexcitado, pero aquella noche estaba para apoyar a mi amiga, así que guarde mis ganas para otra ocasión, se que ella también lo hubiera hecho por mí. Luego de más de una hora, mi amiga Sara sale de puntillas de la casa de Claudia para no despertar a sus tíos, pero las luces del primer piso se encienden, al darnos cuenta de eso salimos corriendo hasta tomar un taxi y salir huyendo de la escena del crimen mientras no parábamos de reír. Así eran mis salidas con Sarita, un éxtasis total.


Pero no todo es color de rosa. Sara tiene un problema casi existencial con ambas novias, porque las dos son muy distintas. Mientras Karina era una chica muy hogareña, con ganas de hacer un hogar y vivir su relación fuera de todo ruido y prejuicio, Claudia siempre fue muy apegada a la locura, de vivir el presente y tomar riesgos que ni mi amiga estaba tan dispuesta a cometer (como aquel “trió” conmigo que luego me confesó). Todos tenemos una cara y un sello, el yin y el yang dentro del alma, es por eso que Sara veía muy difícil desprenderse de una de ellas, porque sentía que su vida tenía un poco de ambas, una parte de ella quería paz y amor en silencio, pero su otra parte conjugaba con la sorpresa y el peligro. En alguna ocasión ha intentado despertar a una o apaciguar un poco a la otra, para así obtener el equilibrio que tanto desea, pero cambiar a una persona toma mucho tiempo y no siempre se puede lograr. Sara sabía perfectamente que en algún momento le iba a tocar decidir por una de ellas, pero por lo pronto sabia que ese día aun no había llegado, estaba jugando con fuego lo sabía, pero el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Mientras tanto su corazón le pedía disfrutar de ambas emociones, ser amada por el yin o el yang hasta donde haya posibilidad, de acuerdo lo que le decía la suerte al lanzar una moneda… cara o sello.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

HARRY POTTER Y SU PIEDRA FILOSOFAL


El Chat es un mar inmenso de posibilidades, nunca sabes con quien te puedes encontrar, allá afuera hay un universo de los seres mas extraños que alguna vez podemos imaginar ver en una fiesta o una discoteca. El Chat es un mundo donde la gente puede ser lo que desea ser, un galán que solo tiene tiempo para el trabajo, una devoradora de hombres a punto de regenerarse o simplemente dos personas que juegan a ser solteras y buscan una aventura de una noche.

Fue así como conocí a mi amiga Sara, una ventana de conversación la trajo a mi vida, una coincidencia cósmica hizo que ella y yo nos encontráramos. Pero como si nuestros caminos tendrían que estar marcadas por la locura, nuestra historia empezó como una fantasía sexual a punto de realizarse, porque Sara estaba chateando junto a su novia Claudia que era una loca del carajo. La cuestión es que “Cali”, como la llamaba Sarita, estaba buscando un chico que participe en una especie de “trió a medias”, es decir, que ambas hagan el amor en un cuarto de hotel mientras el tercero tendría que observar durante toda la sesión sin tocar a ninguna de ellas. Fue entonces que yo aparecí en el chat para recibir tamaña proposición, “Cali” me eligió para ser el espectador de lujo, el “buen tercio”, el testigo mudo y manco de aquel encuentro pasional entre dos chicas que tenían la belleza y la locura al mismo nivel. De más esta decir que acepte de inmediato.

Acordamos el encuentro en un bar del centro de Lima, Claudia dijo llevar una cámara fotográfica para que yo la pueda usar, me advirtieron como treinta veces que no me ilusione en participar porque eso estaba fuera de todo mi alcance, yo no les di quejas, estaba algo aburrido del sexo tradicional y quería probar nuevas sensaciones, nuevas formas de entregarse al placer carnal, quería acrecentar mi currículo en las lides del sexo. Llegó el día de la cita, pero Sara me llama en la tarde al celular diciendo que se acaba de pelear con Claudia, que por la gravedad de la pelea parece que no la vera por varios días, también me dijo que como ya no pasara nada esa noche, si me animaba a encontrarme con ella para tomarnos unos tragos como dos amigos, porque necesitaba hablar con alguien para desfogar sus penas. Acepte la invitación sin reparos, pensé que quizás sea interesante conocer a alguien como Sara, tan distinta a las mujeres que ya había conocido.

Nos encontramos en el mismo bar que se acordó al principio, ese fue nuestro primer encuentro con Sarita, nos presentamos como si no tuviésemos nada que ocultar y aquella noche mostramos nuestros demonios, pusimos nuestros más oscuros secretos sobre la mesa, era la primera vez que una chica me decía que se había ido a la cama con más mujeres que yo, lo más terrible es que era cierto, yo no era un gran semental, en esos tiempos estaba en mi proceso de preparación y el destino me había traído a una gran erudita de esta ciencia.

La noche fue testigo de aquel pacto de amistad entre dos diablillos que el señor había creado sobre la tierra. Nunca insinuamos que debíamos tener sexo aquella noche, además no hacía falta tenerlo, esto era más interesante, había encontrado a alguien que podía enseñarme técnicas más sofisticadas en cuanto a las mujeres, alguien que se sabía el abecedario completo del cuerpo femenino, los puntos fuertes y los puntos débiles, como hacerlas gozar de verdad. En pocas palabras… Harry Potter había encontrado su piedra filosofal.

martes, 8 de diciembre de 2009

QUE PASE EL MALDITO !!


Cuando la conocí ella tenía veinte años, trabajaba de azafata en un casino del centro de Lima, yo estaba con mi amiga Sara y ambos coincidimos en que aquella muchacha tenía el trasero más lindo de lugar (es que Sarita era una lesbiana muy cachonda). Me acerque a conversar con ella, se porto muy amable conmigo, incluso me dejo su número y teléfono, se llamaba Yolanda y vivía a veinte minutos de mi casa, le dije mi nombre de batalla y mi numero de celular para acordar una cita ese fin de semana.

Ese fin de semana no la pude llamar porque tenía otra fiesta con unos amigos, mi libidinoso amigo Oscar iba a hacer una de sus famosas fiestas con las “primas” y amigas, uno no se puede perder ese tipo de reuniones porque son como hacer un tour de una noche por Sodoma y Gomorra, nadie nuna sale insatisfecho de esos encuentros. Llame a Yolanda a la semana siguiente, quedamos en vernos en un café bar muy cerca de su trabajo, me puse mi mejor y único perfume, mi calzoncillo de la suerte y tres profilácticos en la billetera por si la misión salía redonda. Ella no tenía prisa en que la noche termine, me hablo de ella, de sus penas y sus glorias, de sus mentiras más evidentes, abrió un poco su corazón, se dejo ver como la mujer que era, vulnerable, temerosa como si pensara que el mundo acabaría mañana. Es lo mejor de sentarse a oír a una mujer, si le demuestras (o finges demostrar) que le estas prestando atención el trabajo se hace más sencillo, porque las mujeres buscan eso en un hombre, ser el centro de su atención, aun sabiendo que este hombre la quiere solo por una noche.

Los besos llegaron cuando tenían que llegar, Yolanda me dejo más que confesiones, dejo el sudor de su espalda en un cama que no era nuestra, dejo alguna lagrima recordando las cicatrices de su pasado, dejo un poco de ella sobre mí, pero yo solo existo para una noche, aunque todo lo que diga o haga demuestre que no es así. Ella me pidió que la llamara el lunes o que vaya a recogerla del trabajo los días que pueda, “Quisiera quedarme a tu lado hasta que amanezca, siento que ya te quiero Omar” me dijo mirándome muy tiernamente, yo temblé un poco de frio y quise decirle que ese no era mi nombre, pero mi naturaleza es mucho más fuerte, solo deje que se marche de la habitación del hotel mientras intentaba dormir un poco.

Nunca más la llame, incluso mi amiga Sara tampoco fue más a ese casino para que Yolanda no la meta en un interrogatorio, esto enojó un poco a Sarita porque decía que en ese casino tenía mucha suerte y hasta me había invitado un par de cenas con las ganancias de ese lugar. Con mucho esfuerzo la convencí para ir a otro casino, no sin antes prometiéndole que me portaría bien y que la única diversión que ambos tendríamos era mirarle el trasero a las azafatas y de ahí no pasaríamos, lo cual ella no supo respetar a cabalidad porque se acostó con la anfitriona del nuevo casino apenas a los tres días de pedirle su número, en fin.

Los años pasaron muy rápido, sin querer un día haciendo zapping en la tv, veo que en el programa de nuestra querida Laura Bozzo estaba una chica que se me hacia conocida con un bebe de meses de nacido entre los brazos, pidiendo al padre de su hija que se haga cargo de los gastos de leche y pañales, esa chica un poco acabada por los años era Yolanda.
Es sabido que Laura Bozzo paga a sus panelistas para que digan mentiras en televisión, pero inmediatamente saque la calculadora para despejar mis dudas, ese niño no podía ser mío, los cuatro años y los tres condones avalaban mi defensa, estaba salvado. Pero no deje de sentir un poco de pena por aquella muchacha que quizás buscaba un refugio o alguien en quien apoyar su hombro. A veces los hombres somos muy crueles para cumplir nuestros cometidos, no sabemos lo que hay dentro de un cuerpo desnudo, solo vemos la envoltura. A la noche siguiente fui al casino donde trabajaba Yolanda para averiguar que había sido de ella, me dieron una dirección donde encontrarla, pero estando en aquella calle, me di media vuelta y me fui. Nunca mas volví a buscarla, pensé que yo sería la última persona a la que ella quisiera ver. Además, yo no estaba para salvar a nadie, es más... creo que yo mismo no merezco ser salvado.

jueves, 3 de diciembre de 2009

AMOR, CELOS, AMOR


Lucia me presentó a su novio, un tipo llamado Alejandro, no muy agraciado físicamente pero si muy atento a cualquier requerimiento que se le ocurra a mi amiga, lo cual ya es un prueba real de que Alejandro se derrite por Lucia. Yo siempre tuve problemas con las parejas de Lucia, todos ellos han pensado en algún momento de que yo me quiero coger a su novia, lo cual no está muy lejos de la realidad teniendo en cuenta que soy un hombre en pleno apogeo sexual, siendo mi confesión más sincera mi famosa frase: “Si pudiera me las cogería a todas”.


Pero en términos más exactos, yo jamás me voy a coger a Lucia, porque la complicidad a la que hemos llegado esta protegida de todo instinto animal que yo pueda sentir por el sexo opuesto, ella es mi amiga del alma. Pero mi historia está centrada en Lucia, porque ella al día siguiente me cuenta sus sospechas de que su novio la está engañando. Yo no lo puedo creer, el chico tan atento y cariñoso que había visto la noche anterior distaba mucho del canalla que describía mi amiga, el que coqueteaba a todos sus contactos en el MSN y les pedía un encuentro para “charlar tranquilamente”. Le explico que no se deje llevar por cosas escritas, que perro que ladra no muerde, que tal vez Alejandro solo necesita sentirse un poco galán para mejorar su baja autoestima por ser un macho sometido a los caprichos de su novia.


Pero Lucia no se convence de mi teoría apresurada, ella quiere ir mas allá. Lucia ha decidido crearse un correo secreto con un aire provocador, algo como amorosainolvidable@hot... Haciéndose llamar Sandra, una chica de veinte años con experiencia en hombres mayores, amante de las fiestas y los viajes fuera de la ciudad. El plan era agregar a Alejandro a su MSN y mediante una conversación picante acordar un encuentro en una discoteca, con unas botellas de alcohol hasta terminar rendidos quizás en un cuarto de hotel, los términos no eran explícitos, pero cualquier hombre heterosexual podía leer lo que había entre líneas. Las cosas salieron como se sospechó. Sandra y Alejandro se encontraron en el messenger y luego de media hora de charla, acordaron encontrarse un sábado en la Discoteca “Kapital” para una noche inolvidable. El daño ya estaba hecho. Siendo Sandra y Lucia la misma persona, Alejandro estaba dispuesto a ponerle los cuernos a mi amiga…. con ella misma (plop).


La novela no termina ahí, porque llega el día del encuentro clandestino, era obvio que Sandra nunca iba a ir a la cita, pero Alejandro ya había pedido permiso a su novia para esa noche, inventando el cumpleaños de un amigo. A la mañana siguiente Lucia termina con Alejandro, alegando que ha llamado al amigo de la fiesta y este no supo comprobar la presencia del sospechoso. Me tocó asistir al derrumbe de un ídolo de barro, yo admiraba un poco a ese tipo, porque a pesar de fijarse en otras mujeres podía atender a su novia como una reina, algo que yo no sé cómo hacer, aunque quiera mucho a mi novia, nunca aprendí a comportarme como un caballero, soy muy distraído, a veces hasta descortés, en los peores casos ni siquiera he notado que mi chica se cambió el tinte de cabello o cuando me preguntan de qué color son sus ojos yo siempre digo que son negros (para mi todos los ojos son negros),lo reconozco, como pareja soy un desastre. Pero también me pude dar cuenta que un hombre puede llegar al colmo de la estupidez solo por tener la sangre caliente, Alejandro había perdido a su novia por una mujer QUE JAMAS CONOCIÓ!!


Pasaron algunas semanas, Lucia se cansaba de echar a su ex novio, que iba a verlo cuatro veces por semana a su trabajo, exigiendo un perdón que no merecía, defendiendo lo indefendible, apoyándose en el famoso cliché “Ya no lo vuelvo a hacer”. Pero es cierto eso que dicen que a veces se llega a ganar de cansancio. A la cuarta semana vi a mi amiga más sensible, mas pensativa (lo cual ya es peligroso), preguntándose a sí misma: “y si en verdad me quiere?” “y si la culpa fue mía por tenderle una trampa?”, “y si es cierto de que cambiará por mí?”. Yo no soy bueno dando consejos de amor, es un campo en lo que no llego ni al nivel de aficionado, por eso deje que Lucia saque sus propias conclusiones, lo cual me dejo helado. Ella dijo que no importa lo que haya hecho, que ella era la novia oficial, que no dejara que una lagartona le quite al chico de su vida, decidió volver con Alejandro y darle una nueva oportunidad, además dijo: “Esa puta de Sandra no se saldrá con la suya, Alejandro es solo mío”. Yo solo fui un espectador al show más aterrador que los celos pueden provocar, mi amiga Lucia había luchado contra Sandra, que es ella misma, por el amor de un hombre que nunca se enteró que ambas eran la misma persona… cosa de locos.

martes, 1 de diciembre de 2009

EL TIRO DE GRACIA

Después de muchas lunas pude encontrarme con mi entrañable amigo Javier, fue en casa de Fabián, un amigo del barrio. Le dije que lo notaba mas cambiado, más maduro y que tenía un cierto aire de señor serio, Javicho sonrió y me agradeció el gesto, lo cual más que un cumplido era una mentira piadosa, porque era una treta mía para que Javier baje la guardia y se deje mostrar tal y como es, el tipo tonto y bonachón que en cualquier momento hará algo chistoso. Es que desde que me acerque a nuestro “héroe”, él se había puesto a la defensiva, cuidando celosamente cada paso que daba, era evidente que mi blog había afectado tremendamente su vida cotidiana y sobre todo sus nervios.

Fabián tuvo una genial idea, saco unas cervezas para romper el hielo, creí que eso era lo que hacía falta. Después del segundo vaso de alcohol, Javier me preguntó por millonésima vez: “Porque lo hiciste?” refiriéndose a Kelly su ex novia de hace seis años. Yo ya he olvidado ese incidente, ni siquiera me acuerdo exactamente cómo ocurrieron las cosas, solo recuerdo que ella dejo de verlo y poco después se fue a Italia donde ahora está casada. Era obvio que mi amigo aun tenia la herida abierta y parece que yo era el culpable principal de su desgracia, quise disculparme de corazón, aunque no tuviera la certeza del porque hacerlo, quise que nuestra amistad siga siendo la de antes, pero al verle la cara de tonto (porque en verdad tiene una cara de tonto), no pude sino seguir burlándome de él. Le dije que había hablado con Kelly hace unas semanas, que ella me había preguntado por él, de cómo le ha ido en la vida, a lo cual yo le respondí que Javier andaba de mal en peor, que en muchos años mi amigo no ha llegado a tener novia y que ahora sale muy seguido con Wilmer, un gay muy conocido de la cuadra, lo cual ha comenzado a crecer los rumores en el barrio de que ambos tienen algo más que una amistad.

Mi amigo Javicho no lo podía creer, la chica que tantas veces fue parte de sus sueños, la que compartía sus tardes en la puerta de su casa, la que lo llenaba de orgullo al presentarla a sus amigos, ahora también cree que es gay… y todo eso gracias a mí. Sus ojos me decían que me quería golpear, sus labios decían que iba a matarme, sus manos se comprimían lentamente para hacer el intento de darme un golpe, pero todo su cuerpo me dijo que estaba totalmente borracho, así que se desplomo en el sofá de la sala, sin más palabras que decir. Fabián y yo no pudimos entender lo que vimos, sobre todo él que se sentó a su lado para ver si tenía reacción, pero fue inútil, solo nos echamos a reír mientras Fabián gritaba aun incrédulo… “Pero si solo tomamos dos botellas!!”.

jueves, 26 de noviembre de 2009

POLIZA DE SEGURO PARA AMANTES ??


Si yo aun sigo vivo no es solo cuestión de suerte, has muchas medidas de seguridad que he ido tomando con el pasar de los años, la primera regla que trato de no romper es no acostarme con la mujer de alguien que manipula armas de fuego (policías, vigilantes, asaltabancos etc.). Otra de las reglas es no usar mi nombre verdadero, así cuando los amigos de un novio celoso preguntan por un tal “Omar”, nunca llegaran a dar conmigo. Otra de las reglas fundamentales es no ir contando a diestra y siniestra con quien me acosté la noche anterior o con quien me pienso acostar el día siguiente. Algo que mi amigo Carlitos no supo entender y por poco le cuesta la vida.


Carlitos es uno de esos tipos que en el ambiente llamamos “peneloco”, alguien que se tira a la piscina sin preguntar si tiene agua o no, alguien que nunca pregunta en qué trabaja el marido de la chica a quien piensa conquistar o lo que es peor, no preguntar quién es el papa de la adolescente a quien le puso la puntería (dios me libre de las adolescentes). Fue por eso que cuando apenas le robo un beso a Marielita, una muchacha muy linda de la cuadra, fue a contárselo a sus amigos, estos aplaudieron su audacia pero a la vez corrieron la voz, la historia tuvo varios receptores, y uno de ellos fue el padre de Marielita que es un tipo con quien nadie, lean bien, nadie desea toparse.


Una noche que Carlitos llegaba de clases, un auto que lo iba siguiéndo se estaciona por delante y por la ventana sale el papá de Marielita con una cara de pocos amigos y le dice: “Sube, tenemos que hablar”, Carlitos medio asustado se rehusó a subir, “Sube o yo mismo te hago subir a patadas” le dijo el padre en tono más enfadado, Carlitos subió ya sin mayores reclamos resignado a que tal vez ese iba a ser su último viaje en auto. El padre enfurecido lo lleva al lugar más alejado del distrito, recorrió como ochenta calles para al fin estacionarse en un campo abierto de donde solo se ven las luces de las casas abajo a lo lejos. Ahí se podía oír un balazo y nadie iba a hacer nada por él, Carlitos lo entendió así y empezó a temblar. El padre de Marielita le encaró sus ganas de jactarse por haberle robado un beso a su hija, a lo que Carlitos saco la única carta que tenía en la manga, “Señor yo amo a su hija” le dijo mientras intentaba mirar a los ojos a esa fiera enardecida, “Cállate Conch… si no quieres que te reviente aquí mismo” le grito el padre, la última carta de Carlitos estaba jugada y lo único que quedaba era resignación. El padre botaba humo por la boca cuando le hablaba, le dijo que se olvide de su hija, que no la busque, que no la llame y ni siquiera la nombre en ninguna circunstancia, porque si se enteraba que lo hacia lo iba a despedazar con sus propias manos y su cuerpo iba a aparecer en ese mismo campo donde ahora se encontraban. Carlitos acepto el acuerdo unilateral y cerrado el trato fue echado del auto, quedándose solo en ese campo arenoso y oscuro, donde quizás ya habrían sido enterradas otras personas, porque ese lugar era tierra de nadie.


Carlitos recorrió toda la distancia de regreso lleno de miedo, aquellas calles no eran nada tranquilas y él tenía que cruzarlas caminando y sin pestañear. Cuando lo vieron llegar no quería hablar, incluso no hablo con nadie durante cuatro días, sobre sus ojos se podía notar síntomas de pánico y desconfianza, era evidente que una parte de Carlitos ya había sido asesinada y enterrada en aquel campo arenoso. A la semana siguiente me buscó para hablarme de aquel incidente con lujo de detalles, yo no podía contener la risa, era increíble lo frágil que podría ser la vida en esas circunstancias, como un impulso natural por una mujer podría terminar en tragedia que nos costaria la existencia. Carlitos me hablo de una “póliza de seguro para amantes”, que hay que estar preparado para lo peor en este pasatiempo del pecado y demás placeres carnales. Lo tome del hombro, porque estaba temblando, le explique que la vida del amante siempre fue muy corta, que el detalle no está en pensar a futuro, sino en gozar del presente, es para lo que nacimos y morimos. Además, le dije: “Lo que tú necesitas por ahora no es una póliza... lo que tú necesitas son pañales”.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

EL HOMBRE QUE QUERIA CAMBIAR EL MUNDO



El hombre que quería cambiar el mundo tenía casi sesenta años, usaba unos anteojos antiguos, pantalón y saco azul, cabello hacia atrás y un andar lento como si el tiempo fuese lo que más le sobra. El hombre que quería cambiar el mundo no quería cambiarse ni de ropa, durante los ocho meses que lo conocí siempre uso el mismo saco azul, esto lo corroboro mi amigo Wilfredo que es policía de una manera muy practica, pegándole un pequeño trozo de cinta adhesiva en la espalda, trozo que veíamos cada semana en su saco durante todos esos meses que nos visitaba, tampoco se peinaba nunca, porque aprovechaba que se estaba quedando calvo para no comprar un peine. Quizás hizo de la monotonía una moda, tal vez tenía una extraña obsesión por el color azul, pero era muy fácil distinguir a ese hombre.


El hombre que quería cambiar el mundo quiso formar una sociedad con otras personas igual que él, pero es muy difícil encontrar personas como él. Aun así, pudo convocar más de cincuenta miembros entre hombres, mujeres y gays. Él decía haber sido un gran sindicalista en los años setenta, que participo en muchas protestas históricas del país, pero que nunca fue reconocido por su inquebrantable lucha, vaya dios a saber porque. Un día de Marzo, el hombre que quería cambiar el mundo llego a mi trabajo y me pidió que le diseñara una página web donde pueda captar más seguidores, me hablo de sus metas y perspectivas, de resaltar los valores del ser humano y fomentar las buenas costumbres. Pero cuando iba construyendo la pagina le pregunte a que publico desea enfocar sus doctrinas idealistas, el hombre muy suelto de huesos y de lo forma más natural me contestó: “Solo para terrícolas, trata de resaltar eso”. Fue entonces que me di cuenta que el hombre que quería cambiar el mundo estaba completamente loco. No sé si debía juzgarlo, quizás el tipo solo quería cambiar este mundo y ningún otro más, tal vez haya sentido que hay afinidad con los “terrícolas” y eso haya ayudado a que nos elija a nosotros en medio de tantas galaxias, de todos modos puse eso en su página.

El hombre que quería cambiar el mundo ya tiene su página web y ha reunido casi cien miembros según su propia encuesta. Un día me llego una invitación de la pagina que le había creado, diciéndome que espera mi participación en la reunión que tendrán dentro de dos días, debajo de la invitación me doy con la sorpresa de que la dirección de su “local central” es de mi trabajo. El tipo había invitado a todos en la sala de espera de mi trabajo para dar su tan ansiada reunión. No me enoje con él, me daba mucha curiosidad por saber cómo iban a ser sus reuniones. Llega el día esperado, la asamblea estaba pactada para las ocho de la noche, pero son casi las diez y solo han llegado dos personas, un gay reprimido que juega a ser un galán de barrio y mi amigo Wilfredo que es policía y deseaba saber si aquella reunión podría convertirse en un motín (plop).


El hombre que quería cambiar el mundo se siente consternado por el rotundo fracaso de sus sueños. Se pregunta que como es posible que los miembros de su cofradía les hayan fallado, si el mismo personalmente les había informado de tal evento, que incluso a cuatro de ellos les había dado dinero para que saquen algunas copias y compren materiales de oficina. Era obvio que el hombre que quería cambiar el mundo no sabía en qué mundo estaba viviendo, lo habían timado completamente. Entonces cogió sus cosas, apilo sus libros de redacción y gramática, me mostro una cara de desilusión y se marcho del lugar, seria la ultima vez que lo veré. Mientras se iba caminado tan pausado como si le sobrara el tiempo, podía distinguir el trozo de cinta adhesiva que se balanceaba por su saco azul…hay cosas que nunca cambian.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

EL VALOR DEL DINERO


Cuando alquilé una computadora por el centro de la ciudad no sabía lo que estaba por suceder. Andaba muy apurado porque tenía que terminar una tarea para mi sobrino, pero no por eso me detuve a observar a la chica que estaba desocupando la maquina que iba a usar. Ella tenía una linda figura, unas piernas llamativas, la ropa ceñida al cuerpo que era como un concierto en primera fila, simplemente espectacular. Ni se ocupo en mirarme, solo se marcho de prisa para perderse entre el tumulto de gente que a esa hora pasa por aquella avenida grande de Lima. Lo curioso es que al disponerme a usar la computadora, noto que había un Messenger abierto, y no solo eso, sino también dos ventanas de conversación que solo por mera curiosidad me disponía a leer. Para mi sorpresa, aquella muchacha apetecible no era cualquier muchacha, en un texto escrito por su propia mano acordaba con otro chico a tener un encuentro sexual por una cantidad de dinero bastante significativa. En la conversación pactan encontrarse en un lugar muy cerca de ahí, hablan de los servicios que ella le ofrecerá y algunas pautas más que la otra persona accede de manera rápida y entusiasmada.
Nunca deja de sorprenderme las cosas que uno puede comprar con el dinero, vivimos en un mundo capitalista donde la mentalidad se rige en números monetarios, pero cuando se trata de una mujer, pienso que es un precio muy bajo el que se paga por lo que ellas nos dan, las caricias de una fémina es invaluable, sencillamente pagar no es lo mío. Pero al ver a la chica en persona, me anime a agregarla a mi Messenger, para saber más de ella si es que la encuentro un día en línea, lo cual ocurrió dos días después. Siempre digo que el azar juega con nosotros como si fuésemos piezas de ajedrez, el único detalle esta en preguntarse si es que el azar sabe como carajo se juega el ajedrez.
Se llamaba Ariana, tenia veinticuatro años y vivía por San Juan, tenía un novio que era músico al cual nunca ve los fines de semana porque tiene presentaciones con su grupo “Los Hermanos Villacorta” que según ella eran muy conocidos en el medio. Ambos conversamos mucho, nos hicimos muy amigos, me conto cosas que supongo no se lo cuenta a nadie más porque eran muy personales. No sé si tengo cara de psicólogo, pero por alguna razón, muchas personas creen que están en su derecho de contarme sus problemas más graves, yo trato de darle la razón en casi todo lo que me dice para que no note que no le estoy prestando atención, le digo que una chica como ella sabrá salir adelante, que es muy fuerte e inteligente, que solo son rachas por las que uno pasa. Ella me sonríe, me agradece que la entienda, me cuenta que muchas veces se siente sola y algunas veces desea estar con alguien que la haga sentir mujer, yo me ofrezco como su acompañante discreto, como un simple vigilantes de sus emociones mas solitarias, sin ningún ánimo de juzgarla ni mucho menos ensuciar la imagen de mujer dulce e inteligente que hasta ese momento me había mostrado (plop). Fue entonces que me lanza una frase muy preparada por ella para cerrar el trato: “Tengo algunas deudas que pagar, si me ayudas con eso, te prometo que no te arrepentirás”. Lo veía venir, aquella mujer era más inteligente de lo que pensé, no hay duda que la había subestimado, pero mientras la miraba por la webcam no podía dejar de excitarme (no me culpen, tengo la sangre muy caliente), ella era muy hermosa y estaba a punto de ser mía. Acordamos una cifra razonable y fuimos a nuestro encuentro.


Ella estaba espectacular, llego en un taxi azul, cargando un bolso que hacia juego con sus botas y un pantalón ceñido a sus benditas piernas. No quería charlar mucho en ese lugar, así que fuimos directo al hotel, uno muy cómodo y alejado de las miradas de la gente chismosa. Estando ahí hicimos lo que teníamos que hacer, la pasamos muy bien, ella tenía razón, repuso cada centavo que gaste bajo aquellas sabanas de color dudoso. Luego de la batalla quería conversar sobre ella, sobre sus cosas, sus malestares y agonías, me siguió contando de su vida como si yo se lo hubiera pedido. Yo no quería nada de eso, lo único que deseaba era dormir y quedarme solo en aquel cuarto de hotel, pero me tuve que tragar sus historias solo para que termine pronto y se marche, lo que hizo media hora después al notar que ya no pude aguantar y me quede profundamente dormido. Siete días después la vuelvo a ver en el Messenger, me pide encontrarnos de nuevo, que esta vez desea tomarse unos tragos, desea seguir charlando y “ya después se verá que sucede”. Esa bendita frase era lo que me animo a verla, pensé que ganarse un polvo por oírla contar la historia de su vida no era un mal precio, después de todo, en algún momento tenía que aprovechar mi cara de psicólogo. Fui a verla, bebimos, nos embriagamos y nos acostamos, mis cálculos fueron muy acertados. Así anduvimos por meses, mientras el novio tocaba la batería en su orquesta famosa, yo andaba tocando a su chica en eso que podría llamarse “terapia emocional”.


Pero los cuentos de hadas nunca existieron, no todo en esta vida tiene que llevar finales felices. Alguien me dijo que "mujer que no jode, no es mujer", y pense que era un pensamiento machista, hasta que la realidad se estrello en mi rostro. Un día que había salido con Karina (Katrina para los amigos y enemigos), mientras estábamos en el hotel concluyendo nuestra cita clandestina, me llama Ariana al celular, me pide que la recoja por el centro porque quería verme, le digo que no puedo, que estoy ocupado con una amiga, que esta vez no puedo estar con ella. Uno nunca termina por entender a las mujeres, cree saber lo suficiente, pero nunca es suficiente, las mujeres son una especie rara, una mezcla de las mejores y peores emociones que cuando se juntan forman emociones aun más extrañas y más peligrosas. Ariana me lleno de insultos, lleno de insultos a Karina, toda la habitación estaba llena de groserias, me dijo incluso de que me iba a morir y donde debía meterme el celular. Yo no entendía nada, la que tenia novio era ella, la que debía tener sentido de culpa era ella, yo solo era el amante y según el manual: el amante es el que menos problemas debe tener. Cuelgo el celular y me dispongo a borrar su nombre imaginando que no la vería mas. Mientras guardaba el celular aun desconcertado por lo que acababa de suceder reflexionaba en voz baja: “ahora entiendo porque hay que pagarles… ese es el precio para que no te jodan.”

lunes, 9 de noviembre de 2009

LA MALICIA SEXUAL

Ella fue quien me habló primero, coincidimos en un bar donde ella estaba con sus amigos y yo con los míos, sus pechos eran lo mejor de la noche, no cabían en su escote y cuando bailaba el lugar parecía estallar en éxtasis. Rocío tenía veintiséis años y yo diecinueve, pero a mí me gustaba desde que tenía catorce, cuando apenas era un mocoso imberbe, sin ninguna práctica en las relaciones amatorias, salvo conmigo mismo. Para mi sorpresa ya se sabía mi nombre, “Como has crecido chiquillo” me dijo mientras me miraba de pies a cabeza, me quiso hablar como si fuese un principiante pero no me deje, yo ya no era un adolescente que se tocaba solo, era un adolescente que se tocaba acompañado (plop). No le podía tener miedo a ninguna mujer, tenía la potencia de un tren, la capacidad de reponerme en un guiñar de ojos. Pero todo mi panorama cambio cuando aquella muchacha exuberante me toco la mano y me dijo: “Has oído hablar de la malicia sexual?”, “Estarás preparado para probarlo conmigo?”. Me quede sin habla mientras ella se marchaba sonriendo con su copa en la mano y la satisfacción de haber asustado a un principiante.


Tengan en cuenta que solo tenía diecinueve años, las leyendas urbanas del sexo y las películas pornográficas que había visto no abarcaban ese tema. La malicia sexual, suena como una película de terror, cuando regrese a mi mesa y se lo comente a los chicos, ellos también quedaron petrificados, a pesar de que yo era el menor de todo el grupo. Nunca me repuse a esa batalla perdida por “abandono de campo”, se me hizo como una obsesión, yo debía saber en qué consistía esa “ciencia”, pero nadie me daba razón alguna, incluso fui a nuestro jefe mayor, al mas degenerado del barrio para exponerle mi caso, pero él tampoco sabía explicarlo. Los chicos de la calle decían que quizás haya sido una sucia treta de Rocío para asustarme, que eso de la malicia sexual era un invento suyo, que no existe tal cosa. Pero no lograron convencerme del todo. Tampoco podría ir a buscarla y pedirle que me lo explique como si fuese un niño de cinco años, me hubiera visto ridículo y se reiría en mi cara. Los años pasaron, no volví a ver a Rocío, me contaron que se fue a vivir lejos de aquí, que su padre la mando con sus tíos para que enmendara camino. Yo, sin poderme sacar la espina, fui creciendo en experiencia, buscando carne humana para devorarla, mujeres mayores que yo que me pudieran enseñar algunas técnicas provechosas. Y siempre buscaba el momento para preguntarles: “Que sabes de la malicia sexual?”, sin que nadie me supiera decir nada. Mujeres cada vez mas traviesas, mas recorridas, casi criminales, pero por ningún lado hubo alguna que me dijera algo que se acerque remotamente a eso que llamaban “malicia sexual”.


Hasta que un día Roció apareció, el azar la llevo a mi trabajo buscando información sobre un abogado, me reconoció enseguida y charlamos un buen rato sobre lo que hizo en todo este tiempo. Le dije que si esperara a que salga le invitaría unos tragos para conversar de más cosas, ella aceptó enseguida y a las once de la noche estuvo ahí. La lleve al bar donde nos encontramos por primera vez, pero ya no éramos los mismos, sobre todo ella, sus ojos parecían haber vivido más de la cuenta, no parecía tener treinta y tres años, sus historias también eran distintas, estuvo viviendo con tres hombres, en épocas distintas, y cada uno se había llevado un poco de ella, se la veía gastada, en vida y en alma. Pero aun tenía esa sonrisa picara cuando me dijo: “Terminaste de crecer chiquillo, ahora me gustas mas”. Tomamos dos tragos mas y terminamos en un hotel de esa misma calle, la tuve frente a mi desnuda y con la guardia baja, como nunca la había imaginado en mi adolescencia, juntos humedecimos las sabanas hasta ver el amanecer.


Estando con ella después del cuerpo a cuerpo, mientras encendía su cigarrillo le pregunto: “Ahora si explícame eso de la malicia sexual, no creas que lo he olvidado”. Ella sonrió un poco, soltó un suspiro como de alivio y me dijo: “creerás que yo si lo olvidé?”. Sus ojos me decían que era cierto, que no quedaba casi nada de aquella mujer salvaje y temida en mi juventud, solo era una mujer que quería ser amada, aunque sea por una noche más. No volví a llamarla y no conteste sus llamadas, mis rumbos eran otros y mis obsesiones también.

lunes, 2 de noviembre de 2009

LA MUJER QUE YO ENFERME III



Es domingo y no hay nada que hacer, quizás sea mejor así, puedo darme la libertad de dormir horas y horas hasta que oscurezca, que es la parte del día que me gusta. Pero el celular suena a las tres de la tarde, es mi amiga Olga que me pide encontrarnos en el bar que está cerca a su trabajo. Hace mucho que no sabía nada de ella, me daba curiosidad en que líos se estaba metiendo esta vez, me doy un baño y salgo a su encuentro.

Ahí estaba Olga, con una faldita que recoge miradas a su paso, una blusa que deja ver su muy pronunciado busto, toda una fruta apetecible. Pide dos cervezas heladas para empezar, me cuenta que conoció a alguien en el trabajo, que es cinco años menor que ella, pero lo que le falta en madurez lo compensa en vitalidad, dice que la hace temblar en la cama, que a partir de ahora pensara en buscar chicos menores. Yo le pregunto si este es el bar donde se cogió al mozo en el baño, me dice que sí, pero que el mozo ya no trabaja ahí, sin embargo lo visita en su departamento dos veces por mes.

Me cuenta también que los problemas con su esposo no andan muy bien, dice que se ha dado cuenta que tiene el sueño muy pesado, porque cuando su esposo le pide tener relaciones ella le lanza un “no” rotundo, casi hasta con rencor, pero que su marido no lo siente y solo acepta en silencio, lo curioso es que cuando amanece, ella despierta con la parte de abajo descubierta y los síntomas de que su esposo se ha desquitado con ella mientras dormía. Yo no paro de reír y pido dos cervezas mas, le pregunto si nos podemos acostar esta vez o tengo que esperar a que se quede dormida, ella sonríe y me dice: “Ya te dije con los amigos no me voy a la cama”, “además, la sola idea de estar desnuda junto a ti me provoca risa, porque te tengo acostumbrado estar ahí de confidente”. No sé porque, pero siempre que le hago esa propuesta me siento menos hombre, me quita un poco de masculinidad verme rechazado, pero se lo pregunto de todas formas, pues quizas un dia de estos se me cumpla el deseo, o quizas solo me gusta verme rechazado por un buen trasero para sentirme menos divino, después de todo es nuestra rutina en cada encuentro nuestro.

Ella pide dos cervezas mas y me sigue contando sus hazañas, me cuenta de su jefe, que ha notado que le mira las piernas cuando llega a inspeccionar el local, que no dudaría un instante en aceptarle una invitación a salir, no porque quiera escalar posiciones en el trabajo, sino por el simple placer de ver caer en sus brazos a un hombre maduro y centrado, que a veces eso también la excita. Yo la veo y por momentos me siento horrorizado, acaso es la misma chica que coincidió conmigo en un trabajo y por una imprudente apuesta se haya descarrilado tanto?. Me vi como un “Víctor Frankenstein” luego de su creación más brutal, ahora ella era una bala perdida, un huracán de lujuria, una ninfomaníaca capaz de devorarse a cualquiera, a cualquiera menos a mí que soy su confidente.

Terminamos las dos cervezas que yo había pedido, pagamos la cuenta a medias, tomamos un taxi hasta su casa, en el camino me deja un espacio para la charla: “Y tú como has estado?”, “te noto más contento que de costumbre”, le hable algo de mí pero no demasiado, sentí que debía guardar un poco de reputación, pero al instante volvimos a ella nuevamente, “tú crees que podre regenerarme algún día?” me preguntó en un tono medio calmado, como queriendo buscar una respuesta alentadora, la tome de la mano, la apoye en mi hombro, la abrace y le dije: “claro que sí, pero tu hora aun no ha llegado”. Ella se bajo del taxi y pago con un billete de veinte, me miro pícaramente y me dijo: “adiós lobito manso”, antes de que voltee hacia su casa le lanzo mi despedida que la hace reír: “adiós Frankenstein”.

viernes, 30 de octubre de 2009

SE BUSCA

Los chicos que leen mi blog cada semana me han confesado que extrañan a un personaje, dicen que no es lo mismo si no hablo de él, que la página se ve incompleta si no lo nombro de vez en cuando, es que ya se habían acostumbrado a reírse de él (que no es lo mismo que reírse con él), me refiero a mi entrañable amigo Javier.

Pero no es que haya hecho caso a sus amenazas de muerte, producto de tanta burla a la que fue sometido en estos meses, tampoco es que haya dejado de hacer tonterías (dios no lo quiera), porque estoy seguro que las hace donde quiera que ande, sino que Javicho ha decidido tener perfil bajo y mantenerse en la clandestinidad, nadie sabe nada de él, nadie lo ha visto (y creo que tampoco lo quieren ver). Parece que mi queridísimo amigo se ha propuesto desaparecer para de una vez por todas joderme el blog.

Los que lo conocen me han pedido que si no lo veo, que cuente anécdotas suyas, con su inigualable sello de torpeza, “cuenta la vez en que se tropezó con su propio pie y termino en el hospital” me dijo alguien, “creo que la vez en que perdió su vuelo a España porque se equivoco de mes es muy buena” me dijo otra persona, “deberías contar aquella ocasión en que lo invitaron a una fiesta en el Fitos y se llevo el chasco de su vida” me dijo uno de los mas crueles, fueron muchas las propuestas pero no acepte, no quise hacer leña del árbol caído, además, siento que la anécdota más graciosa de Javier aun no ha sucedido, pienso que todavía vendrán historias más graciosas, que a este chico nunca se le va a acabar la gasolina. Por eso he preferido esperar hasta que nuestro "heroe" haga su aparición.

Pero yo tengo un blog que mantener, así que voy a disfrazarme de detective, preguntare en todas las calles, todos los bares, todas las discotecas, todos los “table dances”( o "sol la barra" como decimos aqui), hasta dar con mi amigo. Y cuando lo encuentre, no me despegare de él, hasta exprimirlo en historias risibles y hasta ridículas con tal de cumplir mi cometido. Así que ya sabes Javicho…no podrás esconderte para siempre.

martes, 27 de octubre de 2009

EL LOBITO UN FRAUDE ??


Cuando hable de la noche anterior, parece que herí algunas susceptibilidades sin querer queriendo, los correos no pararon de llegar, algunos medio ofendidos, alegando que esa noche quede en pie por ser el último en llegar a la reunión, otros más radicales me criticaron por beber con principiantes, que así cualquiera sale triunfador. Es que en el barrio tenemos un ranking de los más borrachos, y aquellos chicos no figuran entre los “top ten”, eso es muy cierto, aquel día no éramos los mas borrachos del barrio, ni estábamos haciendo una competencia, solo estábamos celebrando el cumpleaños de un amigo. Yo soy del barrio de Los Robles, una calle pequeña pero histórica, de donde si creciste ahí tienes que ser dos cosas obligadamente: infiel y alcohólico. Pero cada cien años nace una oveja negra que no encaja, y ese es nuestro buen amigo Javier, él no es ninguna de las dos cosas, es por eso que hemos tratado por todos los medios de buscarle otra calle donde pueda vivir, aunque su padre fue más drástico, y cansado de sus estupideces tuvo que enviarlo a España (“y que se jodan los españoles” dicen que dijo), en fin.

Pero si hablamos de borrachos de verdad, el ranking principal lo encabezan dos pesos pesados, dos leyendas vivas (aunque nadie sabe como siguen vivas con tanto alcohol), dos seres fuera de este mundo; ellos son “el cholito” Alex y Luchito Huamán. Si no has bebido con ellos entonces aun no eres un borracho respetable, ellos son como nuestra graduación, nuestra verdadera certificación de calidad. Yo he bebido con ambos diablillos y tengo que reconocerlo, me sentí parte de la realeza, fue como jugar un partido de futbol con Pele y Maradona, todo un honor compartir copas con esas criaturas del señor. Fue por eso que al decirme que “ya estaba viejo”, despertó una furia en mí que no pude controlar. Yo no soy un gran bebedor, puede que alguna vez lo fui, tengo mi cartón de titulación firmado por Alex y Luchito, así que no me pueden venir con cuentos. Reaccione como todo borracho que se respete hubiera hecho, y ahora que mis galones hayan sido puestos en tela de juicio, surgió una solución a tanta polémica.

Mi amigo Benito que no tiene pelos en la lengua (porque será?) propuso una revancha, ha pedido que todos los que estuvieron en esa reunión se hagan presentes, invitando también a quienes los criticaron de principiantes, para que esa noche se sepa quién es quién, así de una vez por todas se termine tanta critica. Yo soy un lobito feroz, un ser nocturno, amante de las copas, las madrugadas y las chicas malas. He aceptado el reto porque la honra de un borracho es lo primero que hay que salvar, es la ley de la selva. Así que el barrio de Los Robles será testigo de un duelo que se grabara en los anales de la historia, la noche en que el lobito feroz demostrara que no es ningún fraude… seguiremos informando.

lunes, 19 de octubre de 2009

BEBEDOR NOCTURNO


Era domingo y tuve que trabajar, es que después de la gran vida que me di con mi tangamandapiana, mis bolsillos sufrieron una crisis de grandes escalas. Había que hacer horas extras para pagar mis cuentas, pero ya andaba más tranquilo, nadie me iba a quitar lo que viví las semanas anteriores. Entre al MSN un rato para encontrar con quien charlar, es una buena forma de hacer pasar las horas en un trabajo que no te provoca diversión los domingos, es el día mas aburrido que hay para trabajar, así que había que hacer de tripas corazón y buscar distracción en el internet.

Llego la hora de cerrar y marcharse a descansar a la casa, estando en mi habitación me puse a ver el resumen del futbol de la semana, estaba lloviendo muy fuerte allá afuera, el frio era desgarrador, a los veinte minutos me quede dormido como un roble, andaba muy cansado. Siendo las doce de la noche me despierta el timbre de mi celular, era mi amigo Fabián que me preguntaba que andaba haciendo, “estoy durmiendo pues imbécil” le dije muy molesto, me increpó que porque duermo tan temprano, “acaso te estás haciendo viejo?” me pregunto en tono provocador, le conté que estoy muy cansado porque trabaje todo el día, le colgué y seguí durmiendo.

Media hora después otra vez el celular me despierta, era mi amigo Benito, “Oye lobito, hoy es cumpleaños del loco Cristian, tienes que venir para tomarnos unos tragos con él”, le dije que no me joda la vida, que el cumpleaños de mi amigo Cristian era al día siguiente, que no podía ir porque estoy cansado y además es muy tarde para salir de mi cama, “Te estás haciendo viejo, tú no eras así” me dijo en tono burlón y a la vez de desilusión. No me importó, yo tenía mucho sueño, solo quería dormir, además, estaba soñando con mi tangamandapiana, así que me volví a quedar dormido al instante.

Otra media hora después vuelve a despertarme el celular, “Lobito, soy Cristian y estoy celebrando mi cumpleaños, quiero que vengas o acaso ya no te importan los amigos?”, el loco Cristian es uno de mis mejores amigos de la infancia, siempre es un gusto encontrárselo y nunca te vas sin antes haberte reído a mares con él. Pero yo seguía cansado, en realidad fue un día muy duro, me disculpe y le dije que no podía ir, aunque su casa solo esté a siete calles de la mía, “Entonces es verdad, creo que ya estas viejo para estas cosas” me dijo como resignado a que su amigo ya no es lo que solía ser. Colgué el celular y me eche a dormir.

Pero lo curioso es que ya no pude dormir, será cierto lo que me decían mis amigos? que estoy perdiendo mi semblante de lobito feroz, de alma perdida condenada a perecer en el purgatorio?. No podía ser posible que haya renunciado a mi naturaleza, tal vez andar de enamorado con mi tangamandapiana me haya humanizado un poco, pero hace falta mucho más para que este ser de la noche renuncie a todas sus indecencias. Tome mi ropa, me puse los zapatos, me puse una gorra para la lluvia, fui en busca del tequila que me había quedado del regalo de mi amada y salir por la puerta de la sala sin que nadie se diera cuenta, “Ahora sabrán lo que es bueno, han despertado al monstruo” me dije como lanzando una maldición.

Llegue cuando menos me esperaban, dejando boquiabiertos a todos en la reunión, creían haber visto a un fantasma, pero mi mirada lo decía todo, esto no se acaba hasta que se acaba. Hubo mucha cerveza, música a todo volumen, ponían canciones del recuerdo, hubo temas de nuestro gran “zambo” Cavero que había fallecido hace poco, hubo de todo como en feria, las copas iban aumentando de volumen, hubo bromas pesadas, recuerdos de la infancia, añoranzas a los amigos que ya no están, confesiones personales que solo ahí se quedaran, éramos cuatro amigos de siempre, cómplices de mil batallas y mataperradas, tipos rudos que aprendieron a vivir como solo se aprende a vivir en ese lugar, a duros golpes, para entender que la vida es un conjunto de muchas cosas, buenas y malas, pero siempre es importante seguir.

Pero la noche aun no terminaba, faltaba cumplir mi promesa, así que el primero en caer rendido fue el dueño del cumpleaños. El loco Cristian se encerró en su cuarto y puso el seguro para no salir más, nuestros intentos por sacarlo de ahí fueron en vano, el segundo en irse fue Benito, se le nublaron los sentidos así que decidió que era mejor irse a dormir a su casa, quedaba solo Fabián, le di de probar mi tequila y se asusto tanto con la rudeza del trago que se rindió y prefirió irse a su cama. Así que, con ya todos mis amigos durmiendo, cogí mi botella de Tequilita, salí en silencio de la casa de mi amigo. Mientras caminaba las siete calles a mi casa, solté una sonrisa demoniaca, mire hacia atrás y mis ojos empezaban a brillar, “Viejo los cerros, este lobito aun tiene para rato” pronuncie mientras le daba un beso a mi botellita y segui mi camino bajo la salvaje lluvia de la noche.

Y EL LOBITO LLEGO A MACHU PICCHU


Y llego el día mas importante, el motivo por lo cual todo estábamos aquí, bajo el cielo maravilloso de Cuzco, era el momento por el cual todo mortal desea vivir: estar frente a una maravilla del mundo como Machu Picchu. Yo era el más feliz de todos, pero no por estar a punto de conocer este lugar, sino porque la noche anterior, mi tangamandapiana y yo tuvimos un cuerpo a cuerpo fenomenal, fue una lucha sin cuartel y sin tregua, bajo las sabanas de aquel hotel en Aguascalientes, nos dimos lo mejor que teníamos guardado, sacamos nuestras mejores armas y llegamos a caer rendidos ante los pies de Morfeo.
Eran las siete de la mañana y subimos al tren que nos llevaría a las ruinas incaicas, fue un viaje muy largo, como haciendo que la espera sea más inquietante, pero después de muchos paisajes hermosos, varias miradas procaces con mi tangamandapiana, gritos de turistas locos que soltaban carcajadas a diestra y siniestra (vaya a saber dios porque motivo tan ridículo) y quejas mías sobre lo incomodo que son los asientos de ese tren tan caro para los peruanos, al fin llegamos a la parada final, a lo lejos había un letrero muy grande que decía: “Bienvenidos a Machu Picchu”.
Nos recibió un guía llamado Jorge, pero todos lo llamaban “gato viejo”, eso es lo que más disfruto de mi país, nunca nos llamamos por nuestro nombre, nuestros padres se la pasan nueve meses enteros queriéndonos buscar el nombre perfecto, para que al final nos llamen dependiendo de la forma nuestra nariz, cejas, ojos o algún defecto prominente. Pero en fin, siguiendo con mi travesía, el guía nos dio las indicaciones pertinentes, nos dijo la ruta que debemos seguir, avisando que habiendo personas mayores presente, haría lo posible porque la caminata no sea muy dura.
Aquí viene lo peor del asunto, fuimos subiendo tan alto que mis piernas empezaron a flaquearse, comencé a sentir los efectos de la altura, estábamos a más de tres mil metros sobre el nivel del mar y mi corazón parecía estar a punto de reventar. Recordé que hace unos días me había visto al espejo, mirando toda mi humanidad supe que no iba a llegar en mi mejor forma a Cuzco, maldije la comida chatarra que había devorado en todo el año, las siestas después de comer, las noches de insomnio y alcohol en casa de mi buen amigo Osquítar, maldije todo lo que pudo haber contribuido a que yo tenga ese cuerpo adiposo, blando, carente de todo musculo que pueda resistir tamaña aventura en los andes. A todo eso, había que agregar que la noche anterior lo había dejado todo con mi tangamandapiana (o lo poco que me quedaba), entonces no se podía esperar mucho de mí al día siguiente.
Pero ya estábamos en Machu Picchu, las ruinas mas asombrosas de Sudamérica, así que lo menos que podía hacer, es no dejar un lobito muerto en sus faldas. Eche un último aliento, lo juro por dios, apreté los dientes, sacudí las piernas y retome el camino junto a todo mi grupo hasta llegar a la meta final, por fin había llegado al punto principal de las ruinas, donde el guía muy bien llamado “gato viejo” dio por terminado el tour, oyendo esto, todo mi cuerpo de desplomo en el pasto verde, sentí que me desmayaba, mis ojos se estaban nublando, pero lo poco que podía ver fue una total humillación para mí. Estos ojitos que un día se han de comer los gusanos, vieron como paso caminando muy cerca mío, una mexicana de sesenta y cinco años (quizas la misma de Ica y Arequipa) con una mochila más grande que la que yo tenía en la espalda, llena de energía, alegría y vitalidad, todo aquello que me hacía falta ese día. Aquella tarde quise dejar el alcohol y el buen comer apenas llegase a Lima, pero sacando la calculadora, poniendo las cosas en una balanza, opte por el camino más simple… mejor ya no ir a lugares tan altos.

UN LOBITO FEROZ EN CUZCO

Y por fin llegamos a Cuzco, el viaje duro nueves horas pero valió la pena, llegamos a donde todo el mundo desea llegar, el ombligo del mundo, pero a la vez el lugar más caro de mi país. No pude creer que un plato de comida cueste lo mismo de lo que gasto un fin de semana con los amigos, es un asalto a mano armada, sin contar que cada tres pasos que dábamos aparecía un idiota para ofrecernos diversos paquetes turísticos o uno que decía sospechar que mi tangamandapiana no era de este país, “Ud. no es peruana, por la forma de hablar pienso que es de Tangamandapio” le decían muy gentiles (todo eso debido a que la gente del Cuzco anda muy educada en ese aspecto, tiene el don de saber tu nacionalidad con solo oírte hablar), esto con la clara intención de vendernos chucherías a precios exorbitantes, un loquerio total. De todas formas ya estaba en Cuzco, así que había que disfrutarlo.

Paseamos por la Plaza de Armas, nos sentamos en la pileta para ver la aglomeración de gente que suele caer a ese lugar un día de semana, era impresionante el número de personas que llega a Cuzco un miércoles por la mañana. Las iglesias eran la gran atracción, yo no soy un tipo creyente, incluso ya había hecho un trato con el de arriba para que no se meta en mis asuntos y así yo no le quitaba mas feligresas (me pareció lo más justo, dada la crisis de fe en estos últimos años), pero tenía que fingir un poco, para que mi tangamandapiana se sienta a gusto al ver tamaña belleza de arquitectura en esos templos, toda una maravilla.

Cayendo la noche, salimos a un bar y nos tomamos un pisco sour para calentar la sangre, oímos música andina, deambulamos por los jirones escondidos, nos sentamos en la banca de algún parque. Luego volvimos al hotel, donde con la ayuda de los Apus (dioses andinos) teníamos que descargar nuestras energías bajo las sabanas de nuestra cama de dos plazas. No quiero dar más detalles, solo puedo decir que cuando dios y el diablo crearon el amor y el sexo respectivamente… no tenían ni la más remota idea de lo que sucedería al juntarse ambas cosas.

viernes, 16 de octubre de 2009

UN LOBITO SUELTO EN AREQUIPA


El bus llego a las siete de la mañana a Arequipa, no hacía mucho frio como imagine, incluso el calor era parecido al de Ica, nos hospedamos en un hotel de cincuenta dólares la noche, pero con la clara idea de no pasar la noche ahí (plop), es que ya teníamos planeado viajar a Cusco ese mismo día.

Paseamos por las calles de Arequipa, almorzamos la mejor comida que la ciudad puede ofrecer, visitamos las plazas, los mercados y las tiendas de artesania. Pero yo no estaba a gusto, me sentía como si me hubiesen cambiado de hábitat. Yo era un lobito acostumbrado a caminar de noche y sentir todas las sensaciones que la luna puede provocar en nuestra especie, pero aquel día me sentí como Santa Claus en fiestas patrias. No acostumbro salir bajo el sol, eso se lo dejo a los simples mortales, pero si había que salir entonces me tendría que aclimatar al día. Me puse una camiseta de manga larga que me cubría hasta las manos, una gorra negra que me protegía del sol y unas gafas que no dejaban ver mis ojos hinchados por no haber dormido. Cubierto hasta las uñas, buscando las sombras donde poder caminar, sentía que estaba listo para sobrevivir al dia caluroso y cruel que azotaba Arequipa.

Pero me sentí un inútil, un adefesio de la moda, un desquiciado y paranoico de los rayos ultravioleta, cuando frente a mi pasaba una señora de sesenta y cinco años de lo más normal, con sus brazos descubiertos, libres para el sol, sin sombrero ni nada que se le parezca para cubrirse del calor sofocante. Aquella señora no era peruana, pero se mostraba más valiente que yo para enfrentar el clima asfixiante que suele mostrar los días. Me dio mucha vergüenza ser quien soy, no sabía que ser un animal diurno era tan difícil. Regrese al hotel desmoralizado, con el orgullo por los suelos, maldiciendo mi naturaleza, pero el lamento no duro mucho. Llegaron las siete de la noche, la hora en que los demonios deambulan por las calles del planeta, la hora de las almas condenadas al averno. Entonces pude salir con los ojos brillosos, mirando la luna que se ponía más grande desde esa parte del mundo, agitando los brazos volvía a ser yo, una criatura de la noche, un animal nocturno… un lobito feroz.

UN LOBITO EN LAS DUNAS DE ICA


Llegando a las calurosas tierras de Ica, lo único que quería era dormir todo el día. Eran las tres de la mañana y buscamos un hotel cerca de la Laguna de la Huacachina, era un lugar muy bello, tenía un restaurante muy cómodo, una vista esplendida de las dunas que rodeaban la laguna, una alberca donde después del mediodía todas las chicas hospedadas salían a tomar el sol y un bar que abriría después de las siete de la noche, para todos los adictos al alcohol y la música puedan hacer de las suyas.

Mi tangamandapiana, apenas salió el imponente sol, pidió un paseo por los desiertos en un coche especial, donde también haríamos SANDBOARD (un deporte que consiste en deslizarse sobre las dunas más altas, solamente parado en una tabla, que tendríamos que maniobrar para no reventarnos sobre la arena). Yo soy un lobito feroz, pero aun así no me gusta correr muchos riesgos, el riesgo más peligroso que suelo evitar es no acostarme con la mujer de un policía o un vigilante, ni nadie que suela tener una arma de fuego en la última gaveta de su escritorio. Todo lo demás me daba fatiga, no soy de correr riesgos a plena luz del día, así que quise persuadirla para que no se exponga a hacer maniobras donde exponga su integridad, “las maniobras peligrosas hagámoslas en la cama” le dije en tono pícaro y soltándole una mirada pervertida, ella sonrió me tomo de la mano y me dijo: “conmigo perderás el miedo, mira que solo se vive una vez”. No quedaba más remedio, este lobito iba a sacrificar su vida en un lugar que no le parecía digno para su tumba (hubiese preferido arriesgar mi vida entre sabanas, como le había propuesto a mi amada).

El coche estaba esperando en la puerta del hotel, nos saluda el chofer, que se llama José pero que todos llaman “Sonrisas”, sin imaginarme porque tenía ese apelativo tan burlón. Subieron al coche dos mexicanos, tres suizos, un peruano y una tangamandapiana de pura cepa. El chofer advierte que debemos ajustarnos los cinturones mientras arranca de prisa rumbo a las arenas del desierto. Estando ya sobre la colina más alta, “Sonrisas” pisa el acelerador y empieza el viaje. No podía creer cuan peligroso podría ser una salida al mediodía, el coche iba tan de prisa que mi estomago sentía como chocaban mis intestinos, los suizos pedían más velocidad, las mexicanas pedían más velocidad, incluso una mujer de sesenta y cinco años que estaba un asiento delante mío pedía más velocidad, yo solo deseaba que el paseo termine, quería lanzar gritos de desesperación, pero no quise parecer un cobarde, no frente a una mujer de sesenta y cinco, además, mis gritos se verían opacadas por las carcajadas que lanzaba “Sonrisas” que estaba en su máximo éxtasis (nunca vi un tipo tan feliz haciendo su trabajo). El coche se estaciono en medio del desierto para los respectivos saltos en tabla, nos dieron las indicaciones necesarias para no morir en la caída, pero como soy tan distraído no prestaba atención, solo pensaba donde quería que se entierren mis restos, en el cementerio desconsolado de Ica, en el panteón más barato de Lima o en las tierras hospitalarias de Tangamandapio.

No podía esperar más, si había que arriesgar el pellejo, hay que hacerlo de la forma más valiente posible, en silencio y mirando hacia el frente. Le eche un poco de cera a mi tabla, pise fuerte la arena caliente, le implore a mi rodilla lastimada en la secundaria que por favor no me vaya a fallar en este momento tan crucial, medí la altura de la bajada y solté una grosería al viento. Luego respire hondo y me lancé. Mientras iba sin frenos por la arena, toda mi vida pasó frente a mis ojos, lo curioso es que más me pareció una película pornográfica que una vida real, no podía ser posible que mientras mi vida estaba a punto de terminar, yo aun siga pensando en sexo, gajes del oficio pensé. Al final la caida no fue para lamentar, pero mil veces prefiero acostarme con la mujer de un policia, palabra de lobito.

UN JUEGO INOCENTE


Esta tarde mi querida amiga Noelia me paso un juego para responder algunas preguntas osadas sobre mi intimidad, siempre me gustaron que me interrogen sobre cosas sucias, mi mente cochina suele disfrutar cuando alguien desea saber mis aventuras "culinarias".

Pero nunca me gusto interactuar con los otros blogers, he sido muy flojo para esas cosas, sera por eso que este humilde blog cada vez es menos leido, asi que tengo que hacer lo posible por sacarlo a flote.

Tratare de ser lo mas sincero, aunque se enojen ciertas personas, aunque ellas saben que no soy perfecto, que un lobito como yo nunca puede mentir y decir la verdad en este mundo suele ser el peor de los defectos. Veamos como nos va. aqui estan mis respuestas.



1.- Cuéntanos una fantasía y con quién lo realizarías.


Con una novia y su mejor amiga, ya andamos en conversaciones para que se me cumpla jajaja.


2.- Cuéntanos una situación comprometida, divertida, que te avergonzara.


Bueno, cuando fui a la fiesta en casa de una amante, me hice pasar por el primo de esta, para que el marido no sospeche y me meta un balazo (recuerdo que deje escrito testamento antes de ir a esa fiesta jeje).


3.- Un amor prohibido con detalles escabrosos.


Un amor que no era amor, fue con la novia de mi amigo, recuerdo que lo haciamos frente a su casa donde él vivia, porque no habia dinero para pagar un hotel.


4.- Cómo sería tu amante perfecto/a.


Que le guste probar de todo, y que comprenda que no todas las batallas se pueden ganar je je.


5.- Confiésanos tus zonas erógenas.


Vientre, piernas, cuello... pero cuando ando de caceria, con solo tocarme erupciono :D


6.- Qué te resulta más sensual de tu amante..


Sus senos meneandose ante mis ojos, su boca lanzando gestos de placer.



7.- Una canción para hacer el amor.


Kenny G - Havanna esa cancion casi te dice en que momento ir suave y cuando pisar el acelerador, hay que escucharla.


8.- Un lugar para hacer el amor.


Con los años me he vuelto mas haragan y simple, con una cama me basta y sobra.


9.- ¿Alguna comida o bebida afrodisíaca?


Vino y chocolate.


10.- ¿Con qué blogger tendrías un affair.


Con la vampirita, esa mujer me tiene unas ganas que me produce escalofrios jajaja


Ahora a pasar el juego !!! :D

















jueves, 8 de octubre de 2009

UN LOBITO DOMESTICADO


Y por fin llego mi tangamandapiana, fue una mañana de octubre que piso suelo peruano y me dio un gran abrazo, de esos que un lobito como yo, no anda muy acostumbrado. Me propuso llevarme a pasear por Ica, Arequipa y el infaltable Cuzco, asi podrian cumplir su meta, pisar el suelo frio e historico de Machu Picchu.


Habia que alistar maletas, no podia faltar los accesorios que urgen en viajes como este. Asi que la noche anterior me fui a la farmacia con mi amigo Cesar a comprar lo que me haria falta, la lista ya estaba hecho, mi bolsa de primeras necesidades consistia en una caja de condones con espuelas, otra con retardantes y otras de cortesia (de las que la hermana de Cesar promociona en su trabajo), unos lubricantes, un anillo vibrador, unas peliculas XXX y dos viagras para que la noche no pueda fallar. Quise comprarme unos lentes infrarrojos por si le gustaba hacerlo con la luz apagada, pero pense que luego pensaria que soy un degenerado (y creo que aún no es tiempo de mostrar ciertas taras o defectos), en fin.


Subimos al bus un domingo por la noche, llegamos a Ica en la madrugada del lunes y nos hospedamos en un hotel con piscina, a primera hora salimos hacia los desiertos de la laguna de Huacachina. Lo peor del dia fue que al lanzarnos de la cima de una loma, mi tangamandapiana sufrió un accidente que le dejó inflamada toda la pierna derecha, a lo que se le agrega todos los moretones que adornaban su cuerpo, le dolia hasta cuando pronunciaba su nombre, eso era una mala señal, el peor de los pronosticos estaba por darse unas horas despues: "No iba a haber sexo por varios dias".


No soy un tipo paciente, no me soporto ni a mi mismo y a veces hasta llego a odiarme cuando me veo en el espejo. Pero aquella noche cuando pude verla tan triste, tan asustada y tan moradita producto de los golpes, me detuve a recostarme sobre sus piernas, le dije que todo iba a estar bien, que esas cosas suceden, mientras escondia la bolsa de la farmacia que contenia mis implementos de "primera necesidad", le dije que la queria, como solo puede querer un lobito feroz, con lo poco que le queda en el corazón.