lunes, 2 de noviembre de 2009

LA MUJER QUE YO ENFERME III



Es domingo y no hay nada que hacer, quizás sea mejor así, puedo darme la libertad de dormir horas y horas hasta que oscurezca, que es la parte del día que me gusta. Pero el celular suena a las tres de la tarde, es mi amiga Olga que me pide encontrarnos en el bar que está cerca a su trabajo. Hace mucho que no sabía nada de ella, me daba curiosidad en que líos se estaba metiendo esta vez, me doy un baño y salgo a su encuentro.

Ahí estaba Olga, con una faldita que recoge miradas a su paso, una blusa que deja ver su muy pronunciado busto, toda una fruta apetecible. Pide dos cervezas heladas para empezar, me cuenta que conoció a alguien en el trabajo, que es cinco años menor que ella, pero lo que le falta en madurez lo compensa en vitalidad, dice que la hace temblar en la cama, que a partir de ahora pensara en buscar chicos menores. Yo le pregunto si este es el bar donde se cogió al mozo en el baño, me dice que sí, pero que el mozo ya no trabaja ahí, sin embargo lo visita en su departamento dos veces por mes.

Me cuenta también que los problemas con su esposo no andan muy bien, dice que se ha dado cuenta que tiene el sueño muy pesado, porque cuando su esposo le pide tener relaciones ella le lanza un “no” rotundo, casi hasta con rencor, pero que su marido no lo siente y solo acepta en silencio, lo curioso es que cuando amanece, ella despierta con la parte de abajo descubierta y los síntomas de que su esposo se ha desquitado con ella mientras dormía. Yo no paro de reír y pido dos cervezas mas, le pregunto si nos podemos acostar esta vez o tengo que esperar a que se quede dormida, ella sonríe y me dice: “Ya te dije con los amigos no me voy a la cama”, “además, la sola idea de estar desnuda junto a ti me provoca risa, porque te tengo acostumbrado estar ahí de confidente”. No sé porque, pero siempre que le hago esa propuesta me siento menos hombre, me quita un poco de masculinidad verme rechazado, pero se lo pregunto de todas formas, pues quizas un dia de estos se me cumpla el deseo, o quizas solo me gusta verme rechazado por un buen trasero para sentirme menos divino, después de todo es nuestra rutina en cada encuentro nuestro.

Ella pide dos cervezas mas y me sigue contando sus hazañas, me cuenta de su jefe, que ha notado que le mira las piernas cuando llega a inspeccionar el local, que no dudaría un instante en aceptarle una invitación a salir, no porque quiera escalar posiciones en el trabajo, sino por el simple placer de ver caer en sus brazos a un hombre maduro y centrado, que a veces eso también la excita. Yo la veo y por momentos me siento horrorizado, acaso es la misma chica que coincidió conmigo en un trabajo y por una imprudente apuesta se haya descarrilado tanto?. Me vi como un “Víctor Frankenstein” luego de su creación más brutal, ahora ella era una bala perdida, un huracán de lujuria, una ninfomaníaca capaz de devorarse a cualquiera, a cualquiera menos a mí que soy su confidente.

Terminamos las dos cervezas que yo había pedido, pagamos la cuenta a medias, tomamos un taxi hasta su casa, en el camino me deja un espacio para la charla: “Y tú como has estado?”, “te noto más contento que de costumbre”, le hable algo de mí pero no demasiado, sentí que debía guardar un poco de reputación, pero al instante volvimos a ella nuevamente, “tú crees que podre regenerarme algún día?” me preguntó en un tono medio calmado, como queriendo buscar una respuesta alentadora, la tome de la mano, la apoye en mi hombro, la abrace y le dije: “claro que sí, pero tu hora aun no ha llegado”. Ella se bajo del taxi y pago con un billete de veinte, me miro pícaramente y me dijo: “adiós lobito manso”, antes de que voltee hacia su casa le lanzo mi despedida que la hace reír: “adiós Frankenstein”.

4 comentarios:

Cesar Jack dijo...

mejor man q no t metas con ella, porque el mounstruo q creo frankenstein mato a su creador y no quiero un amigo muerto jajajaja.

Noelia dijo...

Vaya con Olga que alumna destacada, me parece se toma muy en serio su materia , de todas es el deber de un buen profesor que su alumno lo supere.

Saludos

Noe

PD: En serio fuiste a colegio de monjas como yo??? vaya de ahí salen las y los mejores jajajaj

Unknown dijo...

No era de monjas, era de curas, una congregacion catolica muy conocida.
Pero igual uno se porta mal, lanza insultos, uno que otro golpe al menton, una escapada de clases. A veces pienso que la escuela se hizo para eso. jajaja
Un beso Noe, gracias por leerme.

daalpevi dijo...

Olga la destacada como ninguna.
Trovadicto no has mostrado todos tus cartas a tu alumna, por eso no ha caido, y si callera en tus garras que pasaria luego ?