domingo, 11 de marzo de 2012

OJOS CERRADOS II



Abro lo ojos y todavía no amanece, cuantas horas he permanecido aquí? ya no lo recuerdo, este sofá me detiene para no tocar el piso, al fondo de la habitación escucho la canción de Los Rancheros: El Che y los Rollings Stones. La ventana esta abierta pero las cortinas ocultan la poca luz que entra a la habitación. Veo ropa tirada por todo el piso, mujeres de quien ya no recuerdo el nombre, ninguna me mira, estoy muerto para ellas, ya no habito el cuarto, me fui a volar sobre mis sueños. Veo copas de alcohol sobre la mesa, cigarrillos destruidos hundiéndose en el cenicero, paquetes pequeños de papel blanco al lado de una billetera roja, tarjetas de crédito manchadas sobre un pedazo de espejo. 

La habitación empezó a girar de prisa, los ruidos aumentaban cada vez mas, mi cabeza a punto de estallar, mi estomago no lo pudo soportar, me encierro en el baño, sin darme cuenta que hay dos personas aparte de mi, moviéndose desenfrenadamente en un rincón, tampoco recuerdo sus nombres, ya no recuerdo ni el mio propio. Solo sé que entre aquí siendo alguien y ahora me siento peor que nadie. Buscando en el vació la respuesta de todas las cosas, empezando por quien soy?. 

Asomo mi cabeza por la ventana que da a la calle, respiro hondo, toso, grito de dolor,  de angustia, de miedo. No hay nadie afuera, es de madrugada y a nadie le interesa lo que suceda en esta habitación. Quiero salir huyendo, pero no encuentro mi abrigo en ningún lado. Me meto a una habitación y es donde encuentro mi abrigo sobre el cuerpo de una mujer, aquella mujer se me hace conocida, pero todavía no recupero del todo la razón. Respiro hondo y ya sé quien es, la tomo del brazo y la siento fría, sepulcralmente fría. Me azota un ataque de pánico, me golpeo la cabeza y caigo al piso. Despierto, me ahogo en mi propio viento, todo fue un sueño, sigo en aquel sofá, el alcohol, los paquetes blancos siguen sobre la mesa, y yo sigo sin mi abrigo, donde lo deje?. No quiero saberlo, me sigue doliendo el pecho, me sigo sintiendo un animal inconsciente de este juego. Me refugio en aquel sofá, le doy la espalda al desenlace... y cierro los ojos.


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