martes, 10 de marzo de 2009

UN SOBRINO PELIGROSO

Alejandro era un tipo envidiable, tenia muchos amigos, muchas amigas, algunas amantes y sobre todo, tenia mucho tiempo libre para disfrutar de todas esas cosas. Pero para ponerle color a su vida, Alejandro también tenia un sobrino que se llamaba Carlos, que era un chico algunos años mas joven que él, pero con las mismas ganas de disfrutar la vida que su tío, pero no usaban los mismos métodos (ya les explicare).
Alejandro tenía dos trampas (amantes) que para mala suerte suya, vivían en el mismo distrito, algo que entre los chicos no es muy recomendable, pues corres el riesgo de ser pillado en algún momento. Pero mi amigo Alejandro siempre ha sido muy cuidadoso, llevaba más de un año saliendo con ambas y nunca tuvo problemas. Hasta que llego el maldito “Día de San Valentín” (el peor día del tramposo), ambas chicas querían salir a bailar con mi amigo a la discoteca que estaba cerca de su casa.
Él como todo un caballero, les acepto el pedido a ambas, pero tenia que idear un “plan maestro” donde incluía a su sobrino “Carlitos”. El plan consistía en salir primero con una hasta la medianoche, luego vendría su sobrino a decirle que ha ocurrido una emergencia, Alejandro se iría del lugar, dejando encargado a su sobrino que lleve a su amiga a su casa. Y así él se iba en busca de su otra trampa a seguir celebrando el tan famoso “Día del amor y la amistad”. Pero no contaban con la astucia de Carlitos.
El plan resulto como se esperaba, Alejandro salio muy temprano con la primera trampa, tomaron varias copas, ella estaba casi mareada, y fue que vino Carlitos a avisarle la “emergencia” a al tío y a la vez comprometiéndose en llevar a su amiga a su casa. Alejandro salio airoso y fue en busca de la segunda trampa (todo un maestro), la llevo a la misma discoteca y la pasaron muy bien, llego la hora de irse a “un lugar mas cómodo”, ella acepto, así que salieron en busca de un hotel disponible. Ya caminando por lugares oscuros y calles vacías, entraron a un parque donde se podía oír algunos gemidos bastantes excitantes, era una pareja que hacia el amor entre los arbustos, escondidos entre la hierba mojada. A mi amigo le causo mucha gracia que dos tipos estén tan desesperados por revolcarse que lo tengan que hacer al aire libre, pero luego no le causo nada de risa cuando noto que aquellos chicos eran su sobrino y su primera trampa. Mi amigo no podía hacer nada para no descubrirse, solo siguió su camino con su amante de turno, dejando a su sobrino que culminara el faenón (el polvo), entro al hotel y cumplió su propósito. Mientras reposaba sobre la cama gastada del hotel, Alejandro estaba pensando en las cosas del azar, en lo irónica que es la vida y lo peligroso que puede ser tener al enemigo en casa.

1 comentario:

Cesar Jack dijo...

Lo cagaron por pleyer jajajajajajaja.