sábado, 30 de julio de 2011

EXPEDIENTES SECRETOS IV


Siempre me gustaron las putas, siempre fui amigo de ellas. Desde que tenia quince años y me sentaba en una esquina de Barrios Altos a ver como la noche mostraba sus peores miserias. entre ladrones, drogadictos, alcohólicos, paseaban ellas felices (o fingiendo ser felices, siendo esa su mas grande cualidad). Primeros fueron calles peligrosas, luego burdeles y después bares nocturnos, siempre tuve una debilidad por esos lugares, como si algo en mi les pertenecía. Con los años los abandoné, pero siempre algún amigo me ponía de regreso. He pasado mis mejores noches entre putas y viciosos, no tengo reparo en decirlo, uno es lo que es.

Tenia diecinueve años cuando entré a aquel club nocturno llamado "Amazonas", me llevaron mis amigos de clases, un viernes por la noche que buscaban relajo. Yo debía dormir temprano, pues al día siguiente tenia un juego importante en el equipo de fútbol de mi amigo "Capulina" (un señor cuarentón que reclutaba jóvenes para un campeonato donde el primer premio eran dos mil billetes). Pero no podía dejar en el aire a los chicos, yo era de las personas que nunca evitaba los buenos placeres, simplemente los vivía con desenfreno.

Estando en el bar cada chico escogía una mujer para que la acompañara a beber unas copas. Yo escogí a Jazmín, una bella fémina de lindas caderas, cabello ondulado y ojos rasgados. Nos sentamos con todo el grupo, me preguntó a que me dedicaba, con quien vivía y si tenia novia. Yo le conté la verdad, aun no entiendo por que razón. Mientras la noche llegaba al clímax, los tragos hacían se terminaban, aquel día hice varias confesiones y ella también. Jazmín me contó que tenia una hija de dos años, vivía en casa de sus padres a quienes les decía que trabajaba de anfitriona en una discoteca. El mundo es un pañuelo, una caja de sorpresas, una vieja cabrona que cuando se propone voltearte la torta lo hace sin el menor escrúpulo. Supongo que alguien especial, alguien que rige el mundo lo pensó bien aquella noche, porque Jazmín y yo vivíamos en el mismo distrito, y porque el padre a quien ella le mentía cada noche era mi amigo, a quien yo veía cada sábado, el viejo "Capulina".

Le conté a Jazmín que yo conocía a su papa, ella con algo de temor al principio, me pidió que jamas se lo diga, y yo se lo prometí. Fuimos buenos amigos, como solo pueden serlo un vagabundo bohemio y una prostituta. Cada viernes por las noches le contaba mis planes entre copas de sangría, de lo poco que anhelaba, de lo conformista que podía llegar a ser un tipo común y silvestre. Ella también tenia planes, juntar el dinero necesario y viajar fuera de Lima, empezar de nuevo, conocer a alguien que no sepa su pasado. Recuerdo que una noche le confesé que un día escribiré un libro con mis memorias, ella en vez de reírse hizo un brindis por que mis deseos se cumplan. Compartimos tantas cosas en aquella mesa roja, dentro de aquel club nocturno que seria la cuna de mis historias mas escabrosas.

Semanas después conocí a la que se convertiría en uno de los mas grandes amores de mi vida: Luz, con quien estuve varios meses. La encontré, la ame, la disfrute... y la herí. Luz se marchó una noche para siempre y yo que no tenia consuelo, regrese a aquel bar nocturno donde la felicidad era solo una careta que duraba hasta el amanecer. Busqué a Jazmín pero ella ya no estaba. Pregunté por ella entre sus amigas y me contaron varias historias, que su hija murió, que se volvió una alcohólica y que se marcho con el primer tío con dinero que le ofreció "una nueva vida". Busque al viejo "Capulina", no basto preguntarle nada, su mirada decía que estaba enterado de todo, nunca me dijo donde se había ido Jazmín.

Han pasado tantos años, he visitado tantos bares, recorrido calles inapropiadas, los lugares mas indecentes de la pequeña Lima. Jamas pude encontrarla. Pienso que solo le hacia falta alguien que la escuche y le diga que hacer, Jazmín estaba pidiendo auxilio a gritos, quería que alguien le mostrara un camino que la haga cambiar. Pero yo tenia apenas diecinueve años y lo ultimo que pensaba era en madurar. Yo no podía cambiar ni mi propia vida, al contrario, la buscaba destruir entre tanto alcohol y amanecidas.

La vida a veces, solo a veces, te echa salvavidas, yo tome una y ahora estoy aquí escribiendo de todo lo que fui, con una taza de café y una cuenta en el banco que espero un día llenar. Ella, no se donde estará ella, si tomo algún camino o si se quedo en lo mismo. Si volvió a ser feliz o le dio la espalda a la vida. Yo todavía la recuerdo cuando mis pasos me llevan a los lugares de siempre, viciosos, ladrones, vagabundos y prostitutas, buscando historias o solo inspiración. Es a donde siempre voy a pertenecer... uno es lo que es.

1 comentario:

Laguna dijo...

Qué historia más triste. Algunos pertenecen a rincones de anonimatos públicos, golpeando a esa barrera llamada realidad, un día cuentan su historia.