jueves, 8 de julio de 2010

MONOLOGO


Te he buscado de la única manera que aprendí de la vida, dando la cara, mirando de frente, sin temor por delante pero cuidándome la espalda. He tocado tu puerta, he dejado mi nombre, mi lugar de procedencia, pero todos te negaron, le han temido a nuestro encuentro, a mis preguntas complicadas, a las explicaciones que no pudiste maquillar. Me he convertido en el villano, el maniático enfermizo que tira a matar, el irresponsable que no mide sus palabras, un pobre loco que no se dio cuenta que el tiempo ha transcurrido sin el… hay que aprender a perder.

Me quedan algunos días en tu ciudad, quedan lugares por conocer, camas que invadir. Tengo el nombre de una mujer que no lo puedo decir, pasiones encontradas que no puedo confesar, soledades compartidas que en noches como esta, son fáciles de consolar. Una casa de tres pisos con balcón, paredes blancas, habitaciones sin puertas, un auto azul de medio uso, unas sabanas húmedas que hacen juego con el balón de fútbol que descansa en la repisa. La memoria sigue intacta, a pesar del alcohol y las mentiras. Antes de que amanezca… te tengo que olvidar.

He salido a buscarte dos veces por mi propia cuenta, perdiéndome entre las calles sin nombre, ninguna pecera sabe donde vives, ningún taxista te vio pasar, esto de querer encontrarte, es hallar la aguja en un pajar. Al final de todo, siempre termino en Garibaldi, con una cerveza en la mano, pagándole a un mariachi para que cante “cielito lindo”. Mientras tanto te imagino llegar por esa calle, con tu traje de maestra, disimulando el dolor en la pierna, tu cabello sobre los hombros y tus pecas escondiéndose detrás de esa blusa. Me despierta el viento tibio, el trinar de los acordes, y un coro chillón que dice… “ayayay canta y no llores.”

1 comentario:

Teperepe dijo...

"porque cantando se alegran, cielito lindo los corazones"


pst...anda, anda! ¿dónde está el ánimo?


Beso? abrazo?
Tere