miércoles, 21 de julio de 2010

NO ES LO QUE PARECE


Me la encontré en un concierto, el destino quiso que llegue treinta segundos después de mí y se coloque en la fila. No pude evitar hacerle la conversación, estaba tan linda que daban ganas de besarla antes de preguntarle el nombre. Se llamaba Grisell, tenía veintiséis años, un auto rojo casi nuevo y cursaba el último año de medicina en la universidad, yo no tenía tanto carteles como ella, solo le dije que me llamo Omar y que venia de Perú en plan de aventura. Por alguna razón, empiezo a caerle bien a la gente después de decirle que soy peruano, como si mis paisanos tuvieran buenos antecedentes por aquí, además, sospecho que si les digo que soy holandés, no me van a creer.

Tengo que seguir con esta travesía solo, por todo lo que ha pasado, ya no tengo esperanza con mi tangamandapiana, debo quitármela de la cabeza. Desde que conocí a Gabriela, los planes de este viaje han cambiado, me ha invitado a Cuernavaca, para ver un juego, yo deseo llevarla a Acapulco para disfrutar de la vida, y disfrutar de ella. El concierto esta por comenzar, para mi buena suerte no estaré solo esta vez, me acompaña una chica linda. Grisell me cuenta que le gusta la música de Oceransky, los poemas de Edel Juarez, me dice que es amigo de Salvador Aviña, que me lo va a presentar después que cante, Carlos Carreira se me cruza cuando me disponía a comprar un disco, se toma una foto conmigo y me agradece haber venido desde tan lejos para verlo. Este concierto ha reunido a los mejores trovadores de México y yo tengo la suerte de estar en primera fila para verlos a todos.

Grisell me cuenta que ha terminado con su pareja hace un mes, que no la extraña porque ocasionalmente sale con otras personas y eso la ayuda a olvidar, me dice que si un clavo no saca otro clavo, es necesario usar más clavos, debo admitir que es muy buena su filosofía. Yo le cuento que vine desde tan lejos para buscar a alguien que quise mucho, pero que no me dejan verla. Ella me ofrece su celular para mandarle un mensaje, se porta muy amable conmigo, me pide mi número para llamarme un día para salir y pasear por la ciudad, me avisa que habrá otro concierto en Puebla, que si acepto ir, ella se encargara de llevarme y traerme de regreso en su hermoso auto rojo. No puedo creer la suerte que tengo, esta ciudad me ama, me ama de verdad.

Me encanta oír a Grisell entonar los temas de Fernando Delgadillo, tomar todas las fotos que pueda con su celular, me encanta su perfume, su cabello largo, me encanta que siga a mi lado toda la noche, que se ría conmigo, que celebre mis bromas, me encanta que el destino la haya puesto en mi camino. El concierto esta por terminar, me quedo a charlar detrás del escenario con Raul Ornelas, Edel Juarez y Rodrigo Rojas, mientras Grisell me observa asombrada, quisiera acercarme a ella y darle un beso, pedirle que se vaya conmigo a un hotel, desnudarla y desnudarme, hacerla suspirar de pasión este domingo intenso, luego tomarnos un café y pactar otro encuentro entre semana. Quería tener una historia con ella, un romance de tres noches, una despedida entre sabanas y una promesa de no contárselo a nadie. Quería tantas cosas contigo Grisell… lastima que solo te gusten las mujeres.

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