martes, 8 de junio de 2010

UN LOBITO SUELTO EN MEXICO LINDO


El Paseo de la Reforma esta celebrando la fiesta de las naciones, han venido de muchos los países para exponer sus costumbres, sus comidas y su música. Puedo probar el café turco, las galletas tailandesas o los postres de Grecia. Una holandesa muy bella se acerca a pedirme una foto, quizás me ha reconocido y piensa que soy un buen escritor, quizás ella haya sido una de las siete personas que han leído mi blog en su país o talvez, solo talvez, mi amiga se lo ha pedido como favor por comprarle sus productos.

La comida asiática es de lo más extraña, un señor se acerca y me ofrece escribir mi nombre en chino, son los quince pesos peor gastados en este viaje, primero porque no tengo pensado ir a china para escribir mi nombre cuando me lo pidan, y segundo porque cuando aprenda a escribirlo, no habrá una sola persona entre mis amigos que sepa leerlo. En fin, al menos me di el gusto.

La exposición estaba lleno de mujeres, de distintas nacionalidades, me gustaron las brasileñas, las uruguayas y venezolanas, las europeas se ven frías, desorbitadas, fuera de este mundo. Tienen razón cuando les dicen que necesitan un macho latino para volverlas a su orbita. Las fotos de Hungría son de lejos, las mas espectaculares, creo que mi próximo viaje será a ese país, justo un día después de que me saque la lotería. La exposición se extiende en ambos extremos de la calle, cada país tiene un stand, a veces dos, donde expone lo mejor de sus tierras. Como era de esperarse, Uruguay le dedico todo un stand a lo mejor que ha podido nacer en su vientre, al inmortal Mario Benedetti, si existiera un dios y fuese mujer, hubiera dejado que el escritor sea el único en el mundo que logre vivir quinientos años, como haces falta Marito.

El siguiente stand es de Perú, puedo reconocer la chica morada, la cancha y el famoso ceviche, hay una bandera rojiblanca flameando como si fueran las alas de un ave liberada, y entonces es cuando se oye el sonido más hermoso que un peruano pueda escuchar en el extranjero. Algunos lloran cuando oyen al Zambo Cavero, otros saltan cuando ponen un disco de Eva Ayllón, otros se ponen tristes cuando oyen a Los Gaytan Castro. A mi en cambio me tiemblan las piernas, se me quiere salir el corazón y mis ojos se ponen rojos cuando escucho el Cóndor Pasa, el sonido de las quenas y las zampoñas mezclándose con el viento, extendiéndose con el aliento de quien lo sabe tocar. Me tome una foto con los chicos y les dije que lo vuelvan a tocar de nuevo para mi. Fueron los cuatro minutos más hermosos de este viaje…. Arriba Perú carajo !!

1 comentario:

kalima dijo...

Que nunca acabe el amor que sientes por tu pais y en algo estoy contigo:El condor pasa, es absolutamente maravillosa.

Un saludo