domingo, 6 de junio de 2010

NO CONTABAN CON MI ASTUCIA


Pise un sitio desconocido, sin más que tres maletas, dos libros y un boleto de regreso. La gente allá afuera se pregunta que hace un tipo como yo en un lugar como ese, otra vez siento que no encajo en ninguna parte, que el DF tampoco es mi lugar.

Un tipo tiene mi nombre y apellido escrito en un cartel de bienvenida, me saluda amablemente, me sube a su coche y promete que mi estancia en México será de lo mejor. En el departamento me recibe su esposa, muy amiga mía. Me enseñan la habitación donde estaré hospedado, con ventana hacia la calle, y línea de Internet para que pueda escribir a mi antojo. Y por primera vez en mucho tiempo, siento que encajo en un lugar.

Siempre supe que llegaría, aunque un día dejen de esperarme yo llegaría. Traje muchos obsequios para alegrar a mis anfitriones, ellos se quedaron muy contentos y prometieron que iba a sentirme como en mi casa. La mañana me espera, quiero ver la ciudad por dentro, disfrutar sus noches, volver a ser el lobito feroz que nunca debí abandonar. Ya estoy aquí, así que abróchense los cinturones, que esto dejo de ser un juego de niños.

1 comentario:

Anónimo dijo...

uuuuy, ya quiero saber el descenlace de esta historia!!! lo siento, me hice adicta a tus historias (reales) de tu blog... jeje
Que te apapachen hartooo!!!
Lore.