
Corría el año 2069 y ya no quedaban hombres, cosa extraña, el último hombre en ser asesinado fue el mítico actor porno Rocco Sifredi, no porque sea inmune al veneno (solo le faltaba eso a nuestro maestro), sino que aun había muchas mujeres que lo querían, lo protegían y no querían imaginarse un mundo sin él (les dije que les gustaba la cochinadita). El punto es que al fin se quedaron sin hombres y fue esto lo que sucedió.
Ellas si se llenaban de perfumes, cremas y una infinidad de pinturas de maquillaje, porque las mujeres siempre han querido verse bien para otras mujeres y que estas se llenen de envidia al verlas pasar.
Los salones de bellezas, las boutiques, las tiendas comerciales, se volverían grandes fábricas de dinero, la mujer mas rica del mundo seria la dueña de una clínica donde hacen liposucciones a diestra y siniestra.
Tuvieron una vida cómoda con las cosas que los hombres inventamos, las secadoras de cabello, las maquinas depiladoras, la televisión, la plancha, la lavadora, los consoladores. Nunca pudieron inventar nada más, alguna vez una de ellas quiso crear el calmante para la gripe, pero le dijeron que el té con limon ya existia.
Luego de unos meses, todo el planeta quedo a oscuras, pues cuando las bombillas de luz se les malograban, no había forma que aprendieran a cambiarlas. Sus noches nunca más serian las mismas.
Las editoriales de libros también quebraron, las industrias pornográficas también corrieron la misma suerte, ahora ellos tenían que convertirse en fabrica de cremas reductoras para poder recuperar sus fortunas.
Finalmente, como las mujeres nunca están contentas con nada, una de ellas creyó que hacia falta ser inteligente para estar sobre las demás. Fue así que aquel virus maldito de la inteligencia, les fue atacando una por una, muriendo cruel y despiadadamente, quedándose reducidas al polvo, pero dejando un planeta limpio, ordenado, con la capa de ozono intacta y con los recuerdos de que alguna vez, durante un tiempo corto (también fueron cinco años), las mujeres tomaron el timón de la humanidad.
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