domingo, 26 de diciembre de 2010

EL FÚTBOL COÑO !!

Me encuentro con Vanesa después de andar peleados durante dos meses, como siempre, todo ha sido mi culpa, no debí abandonarla en el hotel mientras quería contarme sus problemas, es que no comprendo porque, si no se cómo resolver mis propios problemas, puedo perder el tiempo escuchando problemas ajenos. Vanesa me mando al demonio y no tuve mejor decisión que abandonar la habitación, mientras ella soltaba insultos a su regalado gusto.

Pero hace días que me ha llamado, me dice que necesita verme, que solo yo puedo entenderla, me pide encontrarnos en el mismo hotel donde peleamos la última vez. A mí me gusta ese hotel, porque el dueño nos da una de sus mejores habitaciones, alegando que somos sus clientes favoritos, yo sospecho que ese viejo verde quiere ligarse a Vanesa, pero no se lo digo porque eso implicaría que ella escoja otro hotel y no obtendríamos los mismos privilegios. Así que guardo silencio por conveniencia.

Compramos unas cervezas y ponemos el MTV en el televisor, subimos el volumen para que nadie escuche nuestros ruidos, hacer el amor con aquella mujer siempre es grato, pareciera que cada vez es alguien distinta, nos reinventamos en la cama, pero después de los orgasmos seguimos siendo los mismos miserables que han llegado a aquel lugar solamente en busca de placer en compañia. Después de tres colisiones carnales, yo tomo el control remoto y busco el canal de deportes, aquella tarde se estaba jugando la final del torneo nacional, Vanesa me recrimina, me pide que me vista y la acompañe a las tiendas del centro a comprarse algo de ropa. Yo ni loco aceptaría nuevamente acompañar a una mujer a comprar ropa, es una tortura total, ver como se prueban de todo y nada les gusta, preguntar precios, colores, tallas, marcas, y que nada les guste, realmente es imposible entender porque lo hacen. Tuve que negarme rotundamente, yo ya no vuelvo a pasar por esa calamidad.

Vanesa me ha dejado solo en el cuarto, una vez más se ha ido lanzándome insultos, maldiciendo el momento en que me llamo al celular para volvernos a ver, en el fondo me siento apenado en como la trato, si ella supiera que cada vez que le hago un desplante termino escribiéndolo, seguro que me odiaría más de lo que ya me odia hoy. Pienso que un día ella me abandonará para siempre, se cansara de mis rarezas y borrara mi número de su agenda, o simplemente encontrara a alguien mejor y me convertiré solamente en un mal recuerdo. Pienso todo eso y no me atrapa el más mínimo cargo de conciencia, hasta eso he llegado, en llenarme de indiferencia ante las estupideces que cometo con las mujeres. Debo reconocer que a veces soy el peor de los canallas.

Pero después del sexo, hay algo que ocupa toda mi atención, y eso es el futbol. Encuentro el canal de deportes, el partido está por empezar, este partido promete mucho, no siendo seguidor de ninguno de los dos equipos, bien vale la pena quedarse aquí en la cama, antes que vagar como un estúpido por el centro de la ciudad entre tanta ropa de mujer. A tres minutos de empezar el encuentro suena mi celular, es Vanesa diciéndome: “Es la última oportunidad que te doy para que elijas entre tu estúpido partido de futbol o yo”, me encanta como se oye su voz por el auricular, Vanesa tiene la voz muy sensual, muy femenina, pero en estas circunstancias son los ojos quienes mandan, cuando veía como salían los equipos al campo, el grito de la hinchada enardecida, la lluvia de papeles picados volando sobre el viento, mi respuesta fue más un grito de guerra de un hincha ansioso por manifestarse: “El futbol coño!!, elijo el futbol !!”.

Perdóname Vanesa por dejar que el futbol te gane la batalla, perdóname por ser un cavernícola que siempre te lleva de desaire en desaire, pero si me conociste tan imperfecto como canalla, no esperes que este sapo se convierta en príncipe, pues hay sapos que nunca aprenden.

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