martes, 9 de febrero de 2010

EL SEMENTAL INCOMPRENDIDO


Monchito tiene treinta y siete años, es un tipo algo fornido, contextura mediana, cabello corto y no muy agraciado, es por eso que los amigos de su novia que si es linda, le andan preguntando que le ha visto a su novio. Ella no dice nada, solo sonríe y lo deja a la imaginación. Lo cierto es que Monchito no es un tipo cualquiera, él es un “ninfómano” según su novia, yo le digo que a los tipos así se les dice “sátiros”, pero ella prefiere la otra palabra, porque dice que le da más “caché” (como si ya no fuera suficiente je je).

Todos los días muy temprano, Monchito va a la casa de su novia donde tiene un negocio de cabinas de internet, y cada dos o tres horas se le acerca a su novia, coge su mano para ponerla encima de su pantalón y le dice: “mira como me tienes”, apretando la mano de ella contra su miembro duro y latiente, entonces aprovechando que nadie los ve, se encierran en su habitación y se ponen a coger como locos, solo después de eso Monchito está contento, se sienta en una esquina y se pone a mirar a su novia con unas ganas que solo puede producir el amor, porque Monchito ama a su novia o al menos eso dice siempre.

Por cada reacción de su novia, cree que es una indirecta hacia él, si ella tose por algo que se le metió a la garganta, Monchito va corriendo enseguida y la abraza por detrás, haciéndole notar su gran rigidez y le dice: “¿quieres toser de verdad?, nada mas espera que te agarre como quiero preciosa”. Ella se asusta un poco, pues apenas han salido de la habitación, le pide que se aleje porque está trabajando, que no sea un desesperado, entonces Monchito se sienta en su esquina mientras la mira con unos ojos morbosos y se va frotando la entrepierna al compas de un reggaetón.

Luego de tres horas, una moneda se cae y ella se agacha a recogerla, era el pretexto que Monchito estaba buscando, así que se acerca a su novia, coge su mano y la pone encima de su pantalón y le dice: “mira como me tienes” y se la lleva al cuarto de al lado donde a pesar que tienen la puerta medio cerrada, los clientes logran oír los gemidos de placer de ambos loquitos. Esto sucede todos los días de la semana, y no crean que es solo sexo, porque ella ha confesado que Monchito es el mejor amante que ha tenido, aquel tipo algo feo y ponzoñoso sabe como complacer a las mujeres, y para su edad parece ser muy potente, no hay duda que papa dios lo bendijo en recompensa al lapsus brutus que tuvo al moldear su apariencia física.

Esto señores es un drama de la vida real, porque la novia que también es amiga mía, me vino a buscar ayer para decirme que puede hacer, porque últimamente Monchito a pisado el acelerador, ahora ya no espera tanto tiempo para poner su mano sobre el pantalón y decir “mira como me tienes”, sino que levanta con sus fuertes brazos a mi amiga como si fueran recién casados, y vocifera: “Ahora si ganaste premio mayor preciosa”, ante la vista de todos los clientes que se ponen a reír y entre aplausos gritan: “Ese es Monchito!!”, “Así se hace Monchito!!”, y antes de meterse al cuarto, suben el volumen del reggaetón que se oye en la radio.

La novia se mostraba muy preocupada, no sabe cómo frenar a tremendo semental. Yo le pregunto un tanto confundido: “me dices que tu novio te hace feliz todos los días y todavía te quejas, sabes que muchas mujeres desearían estar en tu lugar?”, ella medio avergonzada, me dice algo que la pinta entera como mujer, es decir, con una rara lógica que solo ellas comprenden: “Es que es bueno gozar, pero no tanto”. Yo le aconsejo que deje de verlo tan seguido, dos veces por semana está bien para los tortolitos, así con el tiempo vera que van a coger mucho menos que ahora. Ella aún sorprendida por el brusco corte de dosis sexual que recibirá a partir de mañana, me dice muy arrepentida: “No, no, yo creo que todo es debido al estrés que estoy pasando por tantos problemas familiares, creo que mejor me pongo a hacer yoga, y así podre atender a Monchito como se merece”. No había duda, eran tal para cual.

Aquella noche mientras estaba en mi habitación, me di cuenta que mis paredes lucían vacías, que solo eran una muestra de ladrillos y cemento mal esparcido, donde antes podía haber algún póster de Ronaldhino o Terminator, ahora no se asomaba ni la foto del chavo del 8, llegue a la conclusión de que ya no quedan héroes. Y si no hay héroes, habrá que inventarlos, entonces pensé en un personaje de carne y hueso, un tipo como cualquiera de nosotros, ese tipo era Monchito... el semental incomprendido.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajajajajajjaja..........un poco exagerado peroooo....muxo de cIertO......sE Los dIgO Yo Q SoY La NoVia xD

Cesar Jack dijo...

jajajajaja, bien arrecho ese huevon jajajajajaja