sábado, 12 de marzo de 2011

PLAN MAESTRO

El plan era perfecto, mi plan siempre ha sido el mismo: mentir, blofear, darles por su lado, cogérmelas y luego salir huyendo. No me aprendí otro libreto, no sabría como empezar de nuevo, nunca fui bueno para memorizar. Generalmente les daba un nombre falso o un número telefónico falso (le cambiaba los dos últimos dígitos a propósito), así no puedan dar conmigo. Hasta el momento ha dado buenos resultados, no tengo cargo de conciencia porque jamás dije más de lo que podría sostener. No soy un chico que cumple sus promesas, es por eso que no ofrezco ninguna.

Cuando conocí a Celine fue pura casualidad, un amigo nos presentó, intercambiamos correos electrónicos y dejamos de vernos durante varias semanas, una noche la encontré en línea, la salude y empezó la conversación. Parecía que tuvo un mal día, se sentía como resignada a su suerte, a los tropiezos, me dijo que necesitaba una puerta de escape, y yo le abrí una ventana. La invite a salir, tomar un pisco sour, caminar por la Plaza Mayor, sentarnos frente a la catedral y escuchar sus problemas. Aquella noche no salimos del bar hasta muy tarde, no hubo paseos por la plaza ni charlas en la catedral, mientras me miraba tan atenta, cuando le contaba de mis viajes y desventuras, le confesé que no me había sentido tan a gusto en mucho tiempo, le confesé que me acelera el corazón tenerla tan cerca, que me pongo nervioso si me mira de esa manera, le confesé que me gusta, que se quede conmigo esta noche y la besé. Mientras sentía sus labios sobre los míos, moviendo su lengua con sabiduría, me decía a mi mismo: “eres el mejor de los mentirosos”.

Entramos a un hotel después de medianoche, en una habitación de luces rojas, le hice el amor de muchas formas, y ella se adueño de mi cuerpo de otras tantas. Lo puedo jurar, pocas veces había visto gozar a una mujer sobre una cama, entre sus manos sentía que el mundo podía terminarse mañana, ella me acariciaba como si no existiese un futuro. Eran casi las seis, la vi vestirse y salir por la puerta, no tenía fuerzas para sentarme en la ventana a mirar cómo se marchaba. Solo me quede con un pedazo de papel con su número telefónico escrito, pensando en volver a verla la próxima semana, repetir nuestros encuentros cada vez que ella lo desee.

Es viernes y rebusco entre mis papeles el número telefónico de Celine, pienso en llamarla, invitarla al cine, caminar por la alameda de Chabuca Granda y sentarnos a oír música de la buena. Alguien me contesta el celular, es un tal Leonardo, con voz de viejo cascarrabias, de una ciudad muy lejana a la mía. Joder, me dieron un número falso.

No suena tan gracioso si uno llega a ser la víctima. Me preguntaba si al encontrarse dos mentirosos, porque no decirse la verdad?. Si dos planes perfectos llegaran a cruzarse, no se espera que todo resulte a pedir de boca?. Es fin de semana y me encuentro solo en mi habitación, sin planes ni cosas por hacer, mi celular ha dejado de sonar hace varios días, mi agenda luce vacía desde que dedico mi tiempo al trabajo. Estoy pensando en cambiar mi plan maestro, estoy pensando en inventar nuevas mentiras, estoy pensando en llamar al viejo Leonardo y preguntarle si conoce a algunas amigas para salir en grupo.

2 comentarios:

Diamante de sangre dijo...

Jajaja, también las mujeres mienten muchas veces.
Oye si llamas a Leonardo dile que se venga él tambien jaja.
Un beso

Noelia dijo...

La verdad en boca de un mentiroso pierde su encanto, seguro q si había una segunda cita no resultaba igual a la primera, hay cosas q son mejores en el recuerdo...

Feliz fin de semana!