miércoles, 29 de septiembre de 2010

S.O.S. LOBITO EN APUROS


Hoy me desperté temprano, quise ducharme y empezar el día fresco y con ganas de hacer algo, quizás salir con mi sobrino a comprar libros, tal vez llamar a Vanesa que acaba de llegar de viaje con su novio, o solamente invitar a Adela a ver una película. Estaba de lo más tranquilo frente al espejo, cuando empiezo a ver un ligero brillo que empañaba mi vista, ese brillo salía sobre mi cabeza, exactamente donde terminaba mi frente. Mi única reacción fue soltar el peine y pegar un grito: “Carajo, me estoy quedando pelón!!”.

Lo podría decir de muchas formas, “Se me está desmoronando el techo”, “Se me descose el gorro”, “Se me cae la calamina”, “se me está descolorando el casco”, la única verdad es que lo único realmente aceptable que tenia, era el cabello, tan fino y moldeable al viento, ahora puedo ver cómo me abandona uno a uno. No supe que hacer, llamé al 911 pero me dijeron que ellos no cubrían esas emergencias, llame a los bomberos y me dijeron que aunque vayan en sus hermosos camioncitos rojos a regarme la cabeza con sus mangueras estrambóticas, mi calvicie era inminente, no podía evitar esa catástrofe (y me lo decía el jefe de bomberos, un tipo de sesenta años y probablemente infinitamente calvo). No quiero ir a un doctor, he jurado no volver a ver un matasanos voluntariamente, la última vez que fui me prohibieron el alcohol y las trasnochadas, ya no estoy para malas noticias, solo en camillas me volverán a llevar. Se me ocurre llamar a Emma, una amiga lindísima, que aunque es mucho menor que yo, sabe cosas que siempre me sorprenden. Ella me dice que pruebe comiendo camote, mucho camote, apenas cuelgo voy al mercado a comprarme cinco kilos para toda la semana, mientras regresaba a mi casa llamo a Adela y le pregunto si me va a querer igual si un día la voy a buscar y se da cuenta que estoy calvito, ella muy amorosamente me dice que sí, que siempre me va a querer, pero que si estoy calvo, mejor nos quedamos en casa a ver un video, o a cocinar un arroz chaufa que tan bien lo prepara y nos volveríamos mas hogareños. Pude entender su indirecta, a pesar de todo la entiendo, debe ser muy vergonzoso salir con alguien menor que tu y encima de eso, que siendo menor, sea tambien calvo, eso sería imperdonable.

Han pasado dos semanas y no logro ver progresos, la señora del mercado me ha dado de todos los tipos de camote que vende en su quiosco, el señor Eduardo (el jefe de bomberos) me ha llamado a preguntarme como me siento, me pide que lo llame apenas tenga buenas noticias. Muy impaciente he llamado a Emma para reclamarle que su receta es una m…da, que no me ha servido para nada, que voy a pasarle la factura de tanto camote que compre. Ella muy suelta de huesos y algo divertida me confiesa: “Que raro, a mi perro si le funcionó”, es lo malo de confiar en una niña de diecisiete años.

Vuelvo al lugar donde todo empezó, frente al espejo, preguntándome que será de mi cuando me quede completamente calvo, el viento ya no podrá revolver mi melena, ahora solo chocara con mi frente y quizás me provoque un resfriado (si antes me resfriaba cuarenta veces al año, ahora de duplicara la dosis), que voy a hacer ahora? Sera que la vejez se está asomando para no marcharse jamás?, pero si apenas coqueteo con la base tres. Me preguntaba porque si me tardo tanto en crecer vellos en el pecho, ahora se la cobran dejándome la cabeza pelada, malditos sean. Sin embargo, entre tanto lamento, pude ver la silueta de un ángel detrás del espejo, era mi madre que me miraba extrañada como sobaba mi frente de una manera desesperada. “Y a ti que te pasa?” me pregunta, “Creo que me estoy quedando calvo, debe ser el estrés” le digo ya casi resignado, “Cual estrés huevón, si te la pasas durmiendo y comiendo todo el santo día, ven para acá que te voy a preparar algo que te hará bien” me dijo mientras me llevaba a la cocina.

Entonces me sometí a los remedios caseros, a la receta de las abuelas, al secreto profesional de sus antepasados, eso que uno no puede revelar solo hasta el día que va a partir al otro mundo. Mientras tanto, deseando que esto solo sea un susto, esperando que mi vida vuelva a ser la de antes, me pongo a buscar mis fotos de niño, buscando alguna imagen de cómo quiero ser recordado, encuentro una junto a Batman y digo: “Pelada mis rodillas, esta batalla la gano yo”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

seria bom conversar com você, gosto muito do que escreve, já mostrei seu blog para duas pessoas. continue assim

Diamante de sangre dijo...

Todo lo que dices me gusta, jeje, pero me quedo con el peque de la foto, está divino con sus guantes de boxeo.
Un besito