martes, 12 de enero de 2010

UN LOBITO HERIDO

Últimamente no me he sentido muy bien, he llegado a tener largas noches de insomnio que aunque me ponga a ver televisión hasta que me ardan los ojos no he podido conciliar el sueño, he podido ver amaneceres completos desde mi ventana, pude reconocer el ladrido de cada perro después de las cinco de la mañana. No sé si es por la edad o por la conciencia sucia, pero siento que mi cuerpo no anda bien.

La semana pasada fui al médico y me pidió hacerme unos exámenes, los resultados eran de esperarse, la maquina ya empezó a fallar. La vida desordenada que he llevado sin temor a las represalias de mis victimas me ha enrostrado que si existe un damnificado en todo este desastre: mi propio cuerpo. Mi hígado ha empezado a odiarme, ha dicho que soy el peor de los jefes, que si pudiera explotaría ahora mismo para terminar de joderme, es por eso que he tenido reacciones alérgicas que terminaron por tumbarme a la cama. Es verdad cuando dicen que la batalla más fuerte es con uno mismo.

Lo peor llego después, el matasanos me vio con preocupación, tomo una pluma y un papel y dicto sentencia: “tienes que dejar la vida que llevas o lo lamentaras”. Hizo una larga lista de prohibiciones que de tan solo mirarla de reojo se me escarapela el cuerpo. Pero lo que quizás me ha dejado en la enorme depresión en la que estoy ahora, fue la frase: “Tienes que dejar el alcohol”, los efectos fueron catastróficos, mi mirada se perdió en el vacío y solo pude responder con otra frase no tan alentadora: “y ahora como me las cojo?”.

Se dice que las mujeres buenas se van al cielo y las mujeres malas van a donde tú las lleves, con esto del alcohol sucede algo parecido, uno en la vida bohemia no busca chicas decentes, busca a las indecentes, y esto por una sencilla razón: porque son mayoría. En mis buenas épocas era divertido irse a la cama con alguien que compartías una copa o una buena charla, pero seamos realistas, una chica indecente difícilmente podía mantener una buena charla (salvo casos excepcionales que pocas veces me ha tocado), es por eso que uno recurre al alcohol para saltarse dos o tres pasos y terminar en un hotel. En resumen, el alcohol nos ha facilitado la vida a mucha gente como nosotros, que no sabemos conquistar a una mujer, las copas de más nos hacían ver como tipos interesantes, hacían que las mentiras fluyan de nuestros labios de forma natural, incluso nos hacían durar más en la cama. El alcohol para mí era como el antifaz de superhéroe que sale todas las noches a luchar por la justicia, después de eso, solo éramos Peter Parker o Clark Kent, ahora no me queda ni siquiera eso.

Sé que lo que digo suena patético, pero es uno de los síntomas de mi depresión, estoy sensible, con la guardia baja y como si eso fuera poco, despedazo mi imagen con confesiones que quizás me arrepienta al día siguiente. Pero no es solo esta prescripción médica lo que me tiene así, sino que siento que este será el inicio del final de todas mis diversiones, esta solo es la primera prohibición de tantas que se me harán con el tiempo, ya no habrá marcha atrás, soy consciente de la vida que he llevado, mi cuerpo ya ha dado el primer aviso, si no cambio mi forma de vida todo será peor. Y para los que han leído un poco de este blog, a mi me encantaba mi modo de vida.

Me pongo a escribir hoy porque a pesar de todo este sigue siendo un día especial, hoy cumplo un año más pero no tengo ánimos de celebrar, me han cortado las alas y han callado mi canto. Espero salir pronto de mi depresión, este encierro del mundo exterior, mi celular sigue apagado, no respondo las invitaciones a los bares, ni a los cumpleaños que son este mes, no quiero saber nada por ahora. Solo sentarme en este viejo sofá a confesarle a mi querido blog… que un lobito feroz yace herido a sus pies.

1 comentario:

Cesar Jack dijo...

tu sin tomar, eso quiero verlo, primero se congelara el infierno, manrique le pagara a los claeistas y alan se volvera honesto antes que dejes la botella jajajajaja