domingo, 6 de febrero de 2011

VIVA EL PISCO SOUR !!


Es sábado por la noche, en toda Lima se celebra “el día del pisco sour”, una dulce bebida aclamada por muchos, dándole esa especial propiedad de encender a las mujeres cuando lo prueban, se dice que una buena charla y dos copas de pisco sour son casi suficientes para tener una noche feliz. Mi celular suena, es mi amigo Cesar que me habla de un lugar muy conocido de la ciudad, donde se prueba el mejor pisco, se trata del Hotel Bolívar, yo le digo que es imposible que yo vaya con él un hotel a probar pisco, que si alguien nos ve no le haría bien a mi reputación, sobre todo por su aspecto de gay disimulado.

Cesar no es gay, solo lo aparenta involuntariamente, pero lo aparenta muy bien. La noche está empezando y mi amigo quiere pasarla a toda madre, acepto ir a “El Bolibarcito” a probar el pisco catedral, tan famoso en el lugar. Pero fuimos tan idiotas al pensar que se podría ir al lugar donde vende el pisco más rico, en el día más celebrado. Era una cola inmensa la que estaba en la puerta del hotel, esperando una mesa para degustar esa bebida. Dimos media vuelta a buscar otros lugares.

Entramos a beber unas cervezas a un night club, mientras veíamos desnudarse a siete chicas al ritmo de las baladas en ingles, me preguntaba si el alcohol deja suceder las cosas, si el amor podría asomarse en ese pequeño mundo, donde todo tiene un precio. Con los años ves tantos cuerpos desnudos que luego ya solo lo ves como un detalle de la escena, como algo que tiene que ocurrir de prisa, saltearse los pasos y a veces hasta las palabras. Salimos del lugar y mi amigo Cesar me confiesa que hace tres meses que no hace el amor con su novia, que se lo ha pedido de muchas formas y ella no acepta debido a su religión, ha jurado no acostarse más con él hasta la luna de miel. Lo más triste del asunto, es que Cesar no tiene planeado casarse por mucho tiempo. Entonces me ha pedido que lo acompañe a una calle donde las mujeres ofrecen su cuerpo, pero tiene una condición extraña en su pedido, dice que quiere tanto a su novia que buscará a una mujer muy parecida a ella, para no sentir tanta culpa.

La travesía comienza, recorrimos varias calles pero no le gustaba ninguna, a una le faltaba el cabello rizado, a otra el cuerpo delgado y a otra el color de piel morena, siempre terminaba soltando la frase “ella no se parece en nada a mi novia”. La lima putañera estaba en su mejor esplendor pero mi querido amigo no encontraba a la mujer que consuele su desdicha. Yo lo único que quería era probar un buen pisco sour, le pido buscar un bar donde comprar uno, nos sentamos en una mesa y pedimos dos copas. La mesera que nos atendió era muy guapa, le dije que le pida el número telefónico y que intente algo, pero el seguía diciendo: “ella no se parece a mi novia”. En la mesa de al lado estaban tres chicas bebiendo lo mismo, yo quise acercarme a pedirles compartir la mesa, pero Cesar me detuvo diciéndome: “Ninguna de ellas se parece a mi novia”. Entendí que era una misión difícil, Cesar no estaba listo para las aventuras, y me alegro por él.

Salimos del bar, pasamos por la misma calle donde abundaban las meretrices, el aire tenía un aroma a pecado, a infierno, no podía encontrar mejor lugar para trasnochar. Pare un taxi que nos llevara a casa, antes de cerrar las puertas veo salir del hotel a una mujer con un tipo mayor, calvo y con traje oscuro, “Oye Cesar, ella si se parece a tu novia”. Mi amigo no le quitaba la mirada, estaba muy lejos, muy oscuro, pero igual pego un grito: “La concha de la lora, creo que ella es mi novia!!”. Yo cerré la puerta y pedí al taxista que arranque el auto mientras me moría de la risa. Las cosas suceden aunque uno no las pida, el silencio solo es un espectador y nosotros los mejores actores. Mientras Cesar marcaba como loco al celular de su novia para sacarse la duda, yo pensaba en lo pequeño que puede ser el mundo a veces, en lo difícil que puede ser dar los siguientes pasos, en las cosas que uno deja de ver por andar de prisa, y también en las locuras que uno puede imaginar con solos dos pisco sour en la sangre.

Feliz Dia del Pisco Sour

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno... si nadie lee a Clemente Palma, tu historia pasaria piola... pero si te encuentras con un miserable leedor como yo.. te diria que antes de escribir tu historia, leiste LOS OJOS DE LINA. si o no?

Unknown dijo...

jajaja. Me diste curiosidad, me detuve a buscar el libro de Clemente que me dices (sospecho que lo hiciste a propósito para que me tome el tiempo de buscar tu libro promocionado, lo cual se agradece también). Por lo poco que comencé a leer no encuentro similitud.
Esta historia es real, fue una noche de copas. Y déjame confesar que aquella muchacha no era la novia de mi amigo. Aunque se eche a perder el final, pero debo decir que fue real.
Te todas maneras te dejo un abrazo y que te vaya bonito. Lastima que te pusiste como anónimo, sino hubiésemos compartido mucho mas. Saludos