miércoles, 1 de abril de 2009

FRASES MEMORABLES III



Cesar es un amigo de mucho tiempo, algo distinto a los demás, pero al final de cuentas con la misma esencia que tenemos los hombres. Salía con una chica ya hace como cinco meses y se llevaban muy bien, fue uno de sus primeros amores, mi amigo andaba muy ilusionado, pero no iba mas allá de eso, no hablaba de matrimonio ni de hijos ni de casas frente al mar, solo quería disfrutar de la compañía de una chica tan linda y que lo hacia sentir tan bien, lo hacia sentir el hombre que siempre quiso ser.

Todo iba tan bien con su novia que estaba pensando en darle un buen regalo para cuando cumplieran seis meses de novios, para demostrarle lo mucho que la quería, no podía creer todo lo que sentía por una sola persona, parece que ella seria la indicada, la que estaba esperando por tanto tiempo. Lamentablemente su novia no pensaba lo mismo, ella andaba por otros caminos muy ajenos a los de mi amigo. Fue una noche de Noviembre cuando Cesar y su novia paseaban por el malecón, parados uno frente al otro mirándose sin pausas, ella quita la sonrisa de su rostro y le confiesa que tienen que terminar, él no puede creerlo y le pide explicaciones a su decisión, ella tomando aliento y muy de sangre fría le dice: “Tenemos que terminar esta noche de noviembre, porque me voy a casar en diciembre”.

Cesar no podía creer lo que estaba viviendo, le habían arrancado el corazón de la peor manera, habían pisoteado su orgullo y su sentido de lógica se había estrellado contra el piso. Pero la vida no es para andar llorando, Cesar busco a dos amigos, se puso a beber como loco toda la noche (solo por una noche, eso dice la regla), quemo sus fotos y sus cartas de amor.
Al amanecer, todavía un poco ebrio, se echo a reír al ver el otro lado de su tragedia, se dio un baño de agua fría, mientras se alistaba para irse a la universidad, escondía en su cuaderno, la tarjeta de invitación que su “ex” le había dejado en “señal de amistad” a los malos ratos vividos. Mi amigo pensaba ponerse su mejor traje esa noche, llevar a una linda chica de acompañante y mientras los veía entrar a la iglesia, miraría al novio y se echaría a reír, porque mientras el tipo estaba llevándose esa yegua para su casa, él ya se había dado varios paseos con ella.

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