Uno va por la vida sembrando amores, disfrazado amores, fingiendo amores, talvez el amor no sea para siempre, por esa razón queremos a alguien que esté solamente en el momento necesario, alguien que no haga reclamos, que no pida compromisos como suelen hacerlos las demás mujeres, alguien que solo viva nuestros buenos momentos, lo que cual es muy valido siendo nosotros tipos solteros y libres de toda culpa. A esas mujeres las llamamos “trampas”, talvez no sea un nombre muy agraciado, pero es asi como se les conoce mejor, quizás porque contienen algo de peligro, por eso es mejor leer las letras pequeñas que tienen atrás de la caja, es decir, hay que conocerlas a fondo, para evitar sorpresas, ellos nos llaman “amigos cariñosos”, que debo reconocer, suena mejor (joder, hasta para eso las mujeres son mejores que nosotros).
Pero lo que uno va aprendiendo con los años, es que las trampas son como los zapatos, porque están hechas a nuestra medida, es decir, no siempre la trampa de alguien, encajara perfectamente con nosotros, muchas veces podemos rebotar si vamos al choque con la trampa de alguien. Algo de eso me ocurrió en una reunión de amigos, donde Oscar me invito haciendo el hincapié que llevara a sus amigas para el deleite de los concurrentes, los que conocemos a Oscar, sabemos que no tiene amigas decentes, son muchas las leyendas urbanas que se han tejido respecto a sus amigas, algunas mas increíbles que otras, yo conozco casi todas las historias, por eso cuando mi amigo me dice que llevara a sus amigas, mis ojos brillan como si fueran de fantasía.
Llegando a la reunión pudimos ver unas cuantas chicas que en la frente tenían el cartel que decía: “No preguntes por mi pasado, disfruta mi presente”, cada uno puso en la mira a su chica y se puso a trabajar en lo suyo, para mi mala suerte, yo apunte a una chica con la que mi amigo Oscar ya había tenido un par de rounds, seria una tarea difícil pero acepte el reto, no era la primera vez que ocurría, pero esta vez la cosa andaba muy complicada. Lo intente casi todo, el juego de palabras, luego el viejo truco de las manos traviesas, después el trago derramado sobre sus senos, creo que hasta llegue a decirle que la amaba, que mi papa tenia mucho dinero y que yo la sacaría de ese mundo (jajaja si, plop), pero nunca pudimos llegar a mas que caricias y besos. Ella parecía esperar que mi amigo Oscar le dijera que quería irse a descansar con ella, algo que hizo después y se la llevo a la habitación de arriba para no regresar más. Yo ya estaba ebrio, vehemente y sobrexcitado, no sabia a donde dirigir mis flechas. Fue entonces que una chica bajita, algo feita, (de esas que alguien trae a la fiestas para que no se quede en casa viendo programas concursos abrazando a sus gatos) se acerco a mi y me dijo: “creo que te amo, mi papa tiene mucho dinero y yo puedo sacarte de este mundo”. No se exactamente si fue eso lo que dijo o fue producto de mi borrachera, solo recuerdo que terminamos en una de las habitaciones del tercer piso, jugando a ser mentirosos, amorosos y millonarios con un poco de corazón.
Pero lo que uno va aprendiendo con los años, es que las trampas son como los zapatos, porque están hechas a nuestra medida, es decir, no siempre la trampa de alguien, encajara perfectamente con nosotros, muchas veces podemos rebotar si vamos al choque con la trampa de alguien. Algo de eso me ocurrió en una reunión de amigos, donde Oscar me invito haciendo el hincapié que llevara a sus amigas para el deleite de los concurrentes, los que conocemos a Oscar, sabemos que no tiene amigas decentes, son muchas las leyendas urbanas que se han tejido respecto a sus amigas, algunas mas increíbles que otras, yo conozco casi todas las historias, por eso cuando mi amigo me dice que llevara a sus amigas, mis ojos brillan como si fueran de fantasía.
Llegando a la reunión pudimos ver unas cuantas chicas que en la frente tenían el cartel que decía: “No preguntes por mi pasado, disfruta mi presente”, cada uno puso en la mira a su chica y se puso a trabajar en lo suyo, para mi mala suerte, yo apunte a una chica con la que mi amigo Oscar ya había tenido un par de rounds, seria una tarea difícil pero acepte el reto, no era la primera vez que ocurría, pero esta vez la cosa andaba muy complicada. Lo intente casi todo, el juego de palabras, luego el viejo truco de las manos traviesas, después el trago derramado sobre sus senos, creo que hasta llegue a decirle que la amaba, que mi papa tenia mucho dinero y que yo la sacaría de ese mundo (jajaja si, plop), pero nunca pudimos llegar a mas que caricias y besos. Ella parecía esperar que mi amigo Oscar le dijera que quería irse a descansar con ella, algo que hizo después y se la llevo a la habitación de arriba para no regresar más. Yo ya estaba ebrio, vehemente y sobrexcitado, no sabia a donde dirigir mis flechas. Fue entonces que una chica bajita, algo feita, (de esas que alguien trae a la fiestas para que no se quede en casa viendo programas concursos abrazando a sus gatos) se acerco a mi y me dijo: “creo que te amo, mi papa tiene mucho dinero y yo puedo sacarte de este mundo”. No se exactamente si fue eso lo que dijo o fue producto de mi borrachera, solo recuerdo que terminamos en una de las habitaciones del tercer piso, jugando a ser mentirosos, amorosos y millonarios con un poco de corazón.
1 comentario:
jajajaja, si tus dardos rebotan, siempre le caen al que esta cerca o a las mas fea, joder que pal caso igual da jajajajajaja.
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