El Chat es un mar inmenso de posibilidades, nunca sabes con quien te puedes encontrar, allá afuera hay un universo de los seres mas extraños que alguna vez podemos imaginar ver en una fiesta o una discoteca. El Chat es un mundo donde la gente puede ser lo que desea ser, un galán que solo tiene tiempo para el trabajo, una devoradora de hombres a punto de regenerarse o simplemente dos personas que juegan a ser solteras y buscan una aventura de una noche.
Fue así como conocí a mi amiga Sara, una ventana de conversación la trajo a mi vida, una coincidencia cósmica hizo que ella y yo nos encontráramos. Pero como si nuestros caminos tendrían que estar marcadas por la locura, nuestra historia empezó como una fantasía sexual a punto de realizarse, porque Sara estaba chateando junto a su novia Claudia que era una loca del carajo. La cuestión es que “Cali”, como la llamaba Sarita, estaba buscando un chico que participe en una especie de “trió a medias”, es decir, que ambas hagan el amor en un cuarto de hotel mientras el tercero tendría que observar durante toda la sesión sin tocar a ninguna de ellas. Fue entonces que yo aparecí en el chat para recibir tamaña proposición, “Cali” me eligió para ser el espectador de lujo, el “buen tercio”, el testigo mudo y manco de aquel encuentro pasional entre dos chicas que tenían la belleza y la locura al mismo nivel. De más esta decir que acepte de inmediato.
Acordamos el encuentro en un bar del centro de Lima, Claudia dijo llevar una cámara fotográfica para que yo la pueda usar, me advirtieron como treinta veces que no me ilusione en participar porque eso estaba fuera de todo mi alcance, yo no les di quejas, estaba algo aburrido del sexo tradicional y quería probar nuevas sensaciones, nuevas formas de entregarse al placer carnal, quería acrecentar mi currículo en las lides del sexo. Llegó el día de la cita, pero Sara me llama en la tarde al celular diciendo que se acaba de pelear con Claudia, que por la gravedad de la pelea parece que no la vera por varios días, también me dijo que como ya no pasara nada esa noche, si me animaba a encontrarme con ella para tomarnos unos tragos como dos amigos, porque necesitaba hablar con alguien para desfogar sus penas. Acepte la invitación sin reparos, pensé que quizás sea interesante conocer a alguien como Sara, tan distinta a las mujeres que ya había conocido.
Nos encontramos en el mismo bar que se acordó al principio, ese fue nuestro primer encuentro con Sarita, nos presentamos como si no tuviésemos nada que ocultar y aquella noche mostramos nuestros demonios, pusimos nuestros más oscuros secretos sobre la mesa, era la primera vez que una chica me decía que se había ido a la cama con más mujeres que yo, lo más terrible es que era cierto, yo no era un gran semental, en esos tiempos estaba en mi proceso de preparación y el destino me había traído a una gran erudita de esta ciencia.
La noche fue testigo de aquel pacto de amistad entre dos diablillos que el señor había creado sobre la tierra. Nunca insinuamos que debíamos tener sexo aquella noche, además no hacía falta tenerlo, esto era más interesante, había encontrado a alguien que podía enseñarme técnicas más sofisticadas en cuanto a las mujeres, alguien que se sabía el abecedario completo del cuerpo femenino, los puntos fuertes y los puntos débiles, como hacerlas gozar de verdad. En pocas palabras… Harry Potter había encontrado su piedra filosofal.
Fue así como conocí a mi amiga Sara, una ventana de conversación la trajo a mi vida, una coincidencia cósmica hizo que ella y yo nos encontráramos. Pero como si nuestros caminos tendrían que estar marcadas por la locura, nuestra historia empezó como una fantasía sexual a punto de realizarse, porque Sara estaba chateando junto a su novia Claudia que era una loca del carajo. La cuestión es que “Cali”, como la llamaba Sarita, estaba buscando un chico que participe en una especie de “trió a medias”, es decir, que ambas hagan el amor en un cuarto de hotel mientras el tercero tendría que observar durante toda la sesión sin tocar a ninguna de ellas. Fue entonces que yo aparecí en el chat para recibir tamaña proposición, “Cali” me eligió para ser el espectador de lujo, el “buen tercio”, el testigo mudo y manco de aquel encuentro pasional entre dos chicas que tenían la belleza y la locura al mismo nivel. De más esta decir que acepte de inmediato.
Acordamos el encuentro en un bar del centro de Lima, Claudia dijo llevar una cámara fotográfica para que yo la pueda usar, me advirtieron como treinta veces que no me ilusione en participar porque eso estaba fuera de todo mi alcance, yo no les di quejas, estaba algo aburrido del sexo tradicional y quería probar nuevas sensaciones, nuevas formas de entregarse al placer carnal, quería acrecentar mi currículo en las lides del sexo. Llegó el día de la cita, pero Sara me llama en la tarde al celular diciendo que se acaba de pelear con Claudia, que por la gravedad de la pelea parece que no la vera por varios días, también me dijo que como ya no pasara nada esa noche, si me animaba a encontrarme con ella para tomarnos unos tragos como dos amigos, porque necesitaba hablar con alguien para desfogar sus penas. Acepte la invitación sin reparos, pensé que quizás sea interesante conocer a alguien como Sara, tan distinta a las mujeres que ya había conocido.
Nos encontramos en el mismo bar que se acordó al principio, ese fue nuestro primer encuentro con Sarita, nos presentamos como si no tuviésemos nada que ocultar y aquella noche mostramos nuestros demonios, pusimos nuestros más oscuros secretos sobre la mesa, era la primera vez que una chica me decía que se había ido a la cama con más mujeres que yo, lo más terrible es que era cierto, yo no era un gran semental, en esos tiempos estaba en mi proceso de preparación y el destino me había traído a una gran erudita de esta ciencia.
La noche fue testigo de aquel pacto de amistad entre dos diablillos que el señor había creado sobre la tierra. Nunca insinuamos que debíamos tener sexo aquella noche, además no hacía falta tenerlo, esto era más interesante, había encontrado a alguien que podía enseñarme técnicas más sofisticadas en cuanto a las mujeres, alguien que se sabía el abecedario completo del cuerpo femenino, los puntos fuertes y los puntos débiles, como hacerlas gozar de verdad. En pocas palabras… Harry Potter había encontrado su piedra filosofal.
3 comentarios:
jajajaj oye pedir consejos de una mujer??? sobre todo cuando no tenes la misma conformación hay algo que no va a poder enseñarte!! De todas eso no era un trío más bien un curioso vouyer ajjajaj
Saludos
Noe
No tienes idea de lo que me enseñó, nadie como una mujer para saber donde tocar y donde no. Obvio que son cosas donde no se usa eso que nos diferencia jeje.
Un beso, gracias por leerme.
a todos nos toca un apiedra filosofal que nos de las tacticas, jijijijiji.
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