Antes del 14 de febrero Ariana me llamaba insistentemente deseando que nos encontráramos a tomar unos tragos, decía que había peleado con su novio y quería vengarse estando conmigo, y yo siempre he sido bueno para las venganzas de pareja. Nunca acepte encontrarme con ella, le dije que tenía mucho trabajo ese día y que llegaría tarde a casa, ella me amenazo que nunca más me llamaría si es que la rechazo esta vez, pero yo sé que no es verdad, las mujeres como ella no olvidan a tipos como nosotros. Yo quise respetar hasta el último minuto el pacto que hice con mi chica, aunque eso signifique encerrarme en mi cuarto viendo el video de Pamela Anderson y jurarme amor eterno a mi mismo (me explico?).
Quise pasar el San Valentín muy tranquilo, trabajando doce horas y escribir algo para mi amiga la vampirita, que al igual que yo, se encontraba muy sola ese día. Pero la condenada me jugo sucio, se encontró un tipo algo interesante que le ha llenado los ojos, aquel tipo ha emocionado tanto a mi amiga que no me para de hablar de él. Yo como todo hombre que ha sido canalla y mentiroso (quien no lo ha sido alguna vez), le digo que no confié ni en el cura de su barrio. Pero ella quiere creer de nuevo en esas cosas, y yo no la puedo alejar de ese extraño placer que nos da poner nuestra vida en bandeja a los pies de otra persona. Solo pude decirle que si le rompen el corazón de nuevo yo siempre estaré en su esquina para ayudarle a recoger los pedacitos. Ella me dijo que me quería y que yo era su mejor amigo, esa frase le puso algo de color a mi noche.
Llegué a mi casa después de las doce, aquella botella de tequila aun me miraba muy coqueta, maldije al matasanos que me amenazo diciendo que podría morir si no cambio de vida, parece que el doctor no ha leído mi blog (y no lo culpo, dicen que es un blog muy malo), porque a estas alturas de mi vida ya no quiero envejecer, no me motiva llenarme de arrugas y canas, ni sentarme en los parques a mirar chicas que nunca amaré. Cuando apagué la luz de mi habitación, solo podía visualizar aquel cofre imaginario donde guarde mi traje de lobito feroz, me acerque y al abrir el cofre podía percibir el olor a noche y perfume barato, a mentiras de fin de semana, a besos con sal. Luego de cinco minutos lo cerré y llegue a pensar que volver a esa vida seria retroceder, seria destruir todo lo que había conseguido hasta el día de hoy, era como traicionar los buenos momentos. Pero mi vida se ha vuelto un caos, en ese instante vino a mi memoria aquella anciana española que con tan solo tocar mi mano y mirarme a los ojos, me dijo que moriría apenas a los treinta y siete años. Quizás sea el destino al que tanto he respetado, quizás sea la melancolía, hay gente que no puede dejar sus hábitos y vicios, porque es nuestra naturaleza. Además, después de todo, yo no sé hacer otra cosa, pensé que si podía, pero no funcionó. Aquel baúl me sigue llamando, quizás lo abra mañana o el próximo fin de semana… pero no será esta noche.
4 comentarios:
puta madre, viejo no jodas, despues de todo lo q has estado esperandola, te deja, que mierda, tranquilo man, hay otros peces en el mar aunque uno solo quiere a su sirena, pero ya fue man, dale vuelta a la pagina, y seguir viviendo que aun queda mucho man, y sigue adelante.
De nuevo aqui a tu lado, para ofrecerte mi apoyo, mi hombro y lo que quieras( jaja).
Las cosasen esta visa pasan....al final solo queda el recuerdo y en nosotros está hacer que es recuerdo sea bueno o malo.
Se ve que no dió resultado guardar el disfraz de lobito feroz en el cofre...seguro si lo sacas de nuevo, hayque remendarlo, pues al ladito del corazón anda roto.
Me encantas ¿lo sabes?
Un abrazo
Hola! Entiende este comentario como una muestra de gratitud por el afecto recibido por ti. Te ofrezco las flores de mi jardín.
Oye me voy unos días y se da vuelta el mundo? Pero q pasa con esa chica llamada Tanga? Hizo un tango tal vez y vos no salís en su busca y tan tranquilo, pues que decir dicen que el lobo pierde el pelo pero no las mañas o era el zorro?? mmmm soy mala para los refranes, pero algo sé, siempre que llovió paró.
Un beso
Noe
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