Alguna vez se han retado con un amigo con el fin de ganarse una chica?, muchas veces les ha pasado que alguien más que tú se ha fijado en la mujer de caderas anchas o senos prominentes de la fiesta, pero el manual de Carreño dice que una mujer no puede ser para dos hombres, aunque el nuevo libro de Kamasutra explique que hay diversas formas de pasarla bien sin importar el número de participantes. Pero esta era una fiesta decente, así que no había lugar para propuestas indecorosas.
Mi amigo Elvis me había invitado a la fiesta de cumpleaños de su amiga Sandra, luego de ver el ambiente y los invitados, mis ojos se centraron en una chica de bellas piernas y un escote casi vulgar, se llamaba Paola, para mi mala suerte Elvis también se fijo en ella, es que esa escote que mostraba un gran porcentaje de su busto, no era para nada despreciable. Mi amigo empezó sacándola a bailar, lo cual ya me llevaba ventaja, pues el baile no es una de mis partes favoritas, Elvis le decía: “tienes una mirada muy profunda”, “puedo ver tus antepasados con solo ver tus ojos”, “tu sonrisa es lo mejor que hay en la fiesta”, eligiendo el método galante y hasta místico para conquistar. Yo no podía quedarme atrás y me arriesgue sacándola a bailar, mirándola a los ojos mientras bailábamos le decía: “que bien bailas, haces que tu escote se vea mucho mejor de lo que ya es”, “estas tan apetecible que seguiría bailando contigo, aunque no sepa que música están poniendo”, “no hay mejor lugar que este, frente a ti, mirándote como te mueves de esa forma tan sensual”, escogiendo el método más frontal para quedarme con mi presa, pues ambos eramos unos cazadores.
Elvis noto que Paola se había ruborizado, así que piso el acelerador sacándole a bailar de nuevo, “puedo leerte la mano, tengo ese don, noto que eres una chica emprendedora, inteligente y trabajadora, perseverante hasta conseguir lo que deseas, ordenada y frontal en tus ideas, no le tienes miedo a nada, ni siquiera a los amores imprevistos”, le dijo eso y otras cosas más, mientras Paola lo miraba sorprendida preguntándose cómo fue que supo todas esas cosas de ella, que en realidad eso era un don. Mi amigo sacaba sus mejores argumentos, como buen cazador sabe que a las mujeres les gusta que le digan todas esas cosas aunque nada de eso sea cierto. Yo no podía dejar que mi amigo me gane de esa manera tan embustera, así que me acerque a ella, sin invitarla a bailar, la tome de la cintura para oler su perfume, recorriendo mis dedos pos su espalda le decía: “que tanto me dejarías acercarme a ti”, “me gustaría llamarte mañana, pasado mañana y los días que sean necesarios, solo para poder saber hasta dónde me dejaras acercarme y si ese escote de cerca es tan bello como parece”, diciéndole todo eso, dejo que la besara.
Mi amigo al notar que estaba perdiendo la batalla, bebió algunas copas de más y se detuvo un instante para hablar a solas con ella. Luego de unos minutos Paola salió llorando del lugar sin ganas de hablar con nadie, queriéndose ir a su casa. Mi curiosidad era muy grande, así que encare a Elvis a que me dijera que cosas le había dicho, mi amigo me miro burlonamente, tomando su vaso de cerveza me confesó: “No podía dejar que se vaya contigo, me jodía no tenerla para mi, así que le leí las líneas de la mano y le dije que ella iba a morir pronto, que la muerte la esta rondando y que no se derrumbe, que pase más tiempo con las personas que ama”. No podía creerlo, mi propio amigo me había jugado sucio, me había arruinado el polvo de la semana, solo vi como Paola se iba en un taxi, sin siquiera dejarme su número telefónico.
La fiesta ya estaba terminando, tuve que recoger mis cosas y a mi amigo que estaba postrado en el sofá, completamente ebrio, no había porque dejarlo ahí, si había venido conmigo, a menos que hubiera atrapado a alguien con quien pasar la noche, eso dice la regla, nuestro manual de Carreño. Llegando a la casa de Elvis, me quedo un rato charlando con su hermana Marlene, entre risas le cuento lo que su hermano me había hecho en la fiesta, le dije que lo respetaba, que quizás yo hubiese hecho lo mismo en su lugar, así que no hay resentimientos. Pero para sorpresa mía Marlene me dijo que no tome tan ligera las predicciones de su hermano, que él en realidad si tiene ese don de leer las manos, que muchas veces lo ha hecho con su familia y casi siempre ha acertado, pues esa tampoco es una ciencia exacta, pero que el don existe. Entonces salí del lugar, con los pensamientos mas confundidos pero con la certeza de no volver a cruzarme con Elvis en la disputa de una muchacha, y tal vez así evitar alguna muerte prematura.
Mi amigo Elvis me había invitado a la fiesta de cumpleaños de su amiga Sandra, luego de ver el ambiente y los invitados, mis ojos se centraron en una chica de bellas piernas y un escote casi vulgar, se llamaba Paola, para mi mala suerte Elvis también se fijo en ella, es que esa escote que mostraba un gran porcentaje de su busto, no era para nada despreciable. Mi amigo empezó sacándola a bailar, lo cual ya me llevaba ventaja, pues el baile no es una de mis partes favoritas, Elvis le decía: “tienes una mirada muy profunda”, “puedo ver tus antepasados con solo ver tus ojos”, “tu sonrisa es lo mejor que hay en la fiesta”, eligiendo el método galante y hasta místico para conquistar. Yo no podía quedarme atrás y me arriesgue sacándola a bailar, mirándola a los ojos mientras bailábamos le decía: “que bien bailas, haces que tu escote se vea mucho mejor de lo que ya es”, “estas tan apetecible que seguiría bailando contigo, aunque no sepa que música están poniendo”, “no hay mejor lugar que este, frente a ti, mirándote como te mueves de esa forma tan sensual”, escogiendo el método más frontal para quedarme con mi presa, pues ambos eramos unos cazadores.
Elvis noto que Paola se había ruborizado, así que piso el acelerador sacándole a bailar de nuevo, “puedo leerte la mano, tengo ese don, noto que eres una chica emprendedora, inteligente y trabajadora, perseverante hasta conseguir lo que deseas, ordenada y frontal en tus ideas, no le tienes miedo a nada, ni siquiera a los amores imprevistos”, le dijo eso y otras cosas más, mientras Paola lo miraba sorprendida preguntándose cómo fue que supo todas esas cosas de ella, que en realidad eso era un don. Mi amigo sacaba sus mejores argumentos, como buen cazador sabe que a las mujeres les gusta que le digan todas esas cosas aunque nada de eso sea cierto. Yo no podía dejar que mi amigo me gane de esa manera tan embustera, así que me acerque a ella, sin invitarla a bailar, la tome de la cintura para oler su perfume, recorriendo mis dedos pos su espalda le decía: “que tanto me dejarías acercarme a ti”, “me gustaría llamarte mañana, pasado mañana y los días que sean necesarios, solo para poder saber hasta dónde me dejaras acercarme y si ese escote de cerca es tan bello como parece”, diciéndole todo eso, dejo que la besara.
Mi amigo al notar que estaba perdiendo la batalla, bebió algunas copas de más y se detuvo un instante para hablar a solas con ella. Luego de unos minutos Paola salió llorando del lugar sin ganas de hablar con nadie, queriéndose ir a su casa. Mi curiosidad era muy grande, así que encare a Elvis a que me dijera que cosas le había dicho, mi amigo me miro burlonamente, tomando su vaso de cerveza me confesó: “No podía dejar que se vaya contigo, me jodía no tenerla para mi, así que le leí las líneas de la mano y le dije que ella iba a morir pronto, que la muerte la esta rondando y que no se derrumbe, que pase más tiempo con las personas que ama”. No podía creerlo, mi propio amigo me había jugado sucio, me había arruinado el polvo de la semana, solo vi como Paola se iba en un taxi, sin siquiera dejarme su número telefónico.
La fiesta ya estaba terminando, tuve que recoger mis cosas y a mi amigo que estaba postrado en el sofá, completamente ebrio, no había porque dejarlo ahí, si había venido conmigo, a menos que hubiera atrapado a alguien con quien pasar la noche, eso dice la regla, nuestro manual de Carreño. Llegando a la casa de Elvis, me quedo un rato charlando con su hermana Marlene, entre risas le cuento lo que su hermano me había hecho en la fiesta, le dije que lo respetaba, que quizás yo hubiese hecho lo mismo en su lugar, así que no hay resentimientos. Pero para sorpresa mía Marlene me dijo que no tome tan ligera las predicciones de su hermano, que él en realidad si tiene ese don de leer las manos, que muchas veces lo ha hecho con su familia y casi siempre ha acertado, pues esa tampoco es una ciencia exacta, pero que el don existe. Entonces salí del lugar, con los pensamientos mas confundidos pero con la certeza de no volver a cruzarme con Elvis en la disputa de una muchacha, y tal vez así evitar alguna muerte prematura.
1 comentario:
que lacra es tu amiguito jajajaja
Publicar un comentario