Estaba de lo más aburrido en la computadora hasta que recibí una llamada, un amigo de la infancia había llegado de España y quería verme, salir a comer algo o talvez salir a pasear un rato. Yo le dije que se deje de mariconadas, que eso de salir a pasear entre dos hombres podría verse muy normal en Barcelona, ya que por allá hasta han legalizado el matrimonio gay, pero en Lima la cosa era distinta, aquí te señalan apenas le das un abrazo a un amigo. Javier (así se llama mi amigo “español”) me dijo que no me preocupe, pues también iría Fabián (otro amigo de la infancia, que aunque parece gay, él dice que no lo es). Y bueno, entre dos amigos de toda la vida, no me podía negar, además no estaba haciendo nada interesante, y no porque mi vida sea un total aburrimiento (aunque a veces pienso que si lo es), sino porque no quería salir con nadie, debido a que ya había gastado suficiente dinero las semanas anteriores por andar de “semental nocturno”.
Entonces nos reunimos en casa de Fabián, donde decidiremos por donde empezar, hubo propuestas de ir al cine a ver una película de autos (eso fue idea de Javier), también pensábamos ir a comer algo juntos (esa idea era de Fabián) y también hubo quien quería ir a un night club a ver chicas desnudas (esa idea fue mía je je). Pero decidimos ir al Centro Comercial Mega Plaza y estando ahí veremos que se nos ocurriría. Fabián comento que en “Pardos” se come un pollo riquísimo, no lo pensamos dos veces, todos teníamos mucha hambre y nos metimos al local que estaba cerca de ahí. Al ver los precios que daban en ese lugar me sentí un idiota, pensé que si debía gastar tanto dinero, mejor hubiera salido con una chica, al menos quedaba la posibilidad de llevármela a la cama después. Pero mis amigos me pedían que no me enojara, que si ya estaba ahí con ellos, lo único que nos quedaba era pasarla bien y disfrutar el encuentro de tres viejos camaradas, entonces me anime un poco, hablamos de fútbol, de amores pasados, de los papelones que alguna vez hicimos con alguna chica, de lo entupido que podemos llegar a ser solamente por el hecho de ser jóvenes e inexpertos.
Fabián tenía razón, el pollo estaba delicioso, pero faltaba aun algo más, mi amigo me confesó: “Le dije al mozo que hoy era tu cumpleaños y en unos minutos vendrán con una torta y te cantaran en coro”, al principio me asuste porque mi cumpleaños es en enero, yo que detesto que ser el centro de atención, en unos instantes todos en ese lugar me estarían viendo y hasta aplaudiendo como si yo hubiera conseguido algún logro importante, quise meterme al baño y no salir hasta que paguen la cuenta, pero luego me calme cuando me dijeron que la torta seria de chocolate, yo nunca me negaría a ese sabor tan rico. Llegado el momento subieron cinco chicos a mi mesa con mi torta y una vela encendida, cantaron tan fuerte y desentonado que me sentí como en mi casa oyendo a mi familia, me dijeron que pida un deseo antes de apagar mi vela, dentro mió dije: “Deseo que la torta esté tan rica como parece”. Y todos en el lugar aplaudieron a rabiar, yo levantaba las manos saludando, abrazando a mis amigos y a la vez agradeciéndoles por “haberse acordado” de un día tan especial para mi.
No puedo negar que me divertí, éramos tres tipos rudos, machos y siniestros hablando de mujeres y riéndonos de ellas como solo saben hacerlo los machos de verdad, haciendo travesuras, mintiéndole a todo el mundo y lanzando carcajadas ruidosas que se podían oír en cada rincón del local. Pero la diversión se nos termino cuando al salir del lugar, una chica le decía a su amiga: “Para celebrar un cumpleaños en este lugar, comiendo pollo y nada de tragos, estos chicos deben ser gays… que desperdicio”
Entonces nos reunimos en casa de Fabián, donde decidiremos por donde empezar, hubo propuestas de ir al cine a ver una película de autos (eso fue idea de Javier), también pensábamos ir a comer algo juntos (esa idea era de Fabián) y también hubo quien quería ir a un night club a ver chicas desnudas (esa idea fue mía je je). Pero decidimos ir al Centro Comercial Mega Plaza y estando ahí veremos que se nos ocurriría. Fabián comento que en “Pardos” se come un pollo riquísimo, no lo pensamos dos veces, todos teníamos mucha hambre y nos metimos al local que estaba cerca de ahí. Al ver los precios que daban en ese lugar me sentí un idiota, pensé que si debía gastar tanto dinero, mejor hubiera salido con una chica, al menos quedaba la posibilidad de llevármela a la cama después. Pero mis amigos me pedían que no me enojara, que si ya estaba ahí con ellos, lo único que nos quedaba era pasarla bien y disfrutar el encuentro de tres viejos camaradas, entonces me anime un poco, hablamos de fútbol, de amores pasados, de los papelones que alguna vez hicimos con alguna chica, de lo entupido que podemos llegar a ser solamente por el hecho de ser jóvenes e inexpertos.
Fabián tenía razón, el pollo estaba delicioso, pero faltaba aun algo más, mi amigo me confesó: “Le dije al mozo que hoy era tu cumpleaños y en unos minutos vendrán con una torta y te cantaran en coro”, al principio me asuste porque mi cumpleaños es en enero, yo que detesto que ser el centro de atención, en unos instantes todos en ese lugar me estarían viendo y hasta aplaudiendo como si yo hubiera conseguido algún logro importante, quise meterme al baño y no salir hasta que paguen la cuenta, pero luego me calme cuando me dijeron que la torta seria de chocolate, yo nunca me negaría a ese sabor tan rico. Llegado el momento subieron cinco chicos a mi mesa con mi torta y una vela encendida, cantaron tan fuerte y desentonado que me sentí como en mi casa oyendo a mi familia, me dijeron que pida un deseo antes de apagar mi vela, dentro mió dije: “Deseo que la torta esté tan rica como parece”. Y todos en el lugar aplaudieron a rabiar, yo levantaba las manos saludando, abrazando a mis amigos y a la vez agradeciéndoles por “haberse acordado” de un día tan especial para mi.
No puedo negar que me divertí, éramos tres tipos rudos, machos y siniestros hablando de mujeres y riéndonos de ellas como solo saben hacerlo los machos de verdad, haciendo travesuras, mintiéndole a todo el mundo y lanzando carcajadas ruidosas que se podían oír en cada rincón del local. Pero la diversión se nos termino cuando al salir del lugar, una chica le decía a su amiga: “Para celebrar un cumpleaños en este lugar, comiendo pollo y nada de tragos, estos chicos deben ser gays… que desperdicio”
2 comentarios:
Maricas jajajaja!!!!!
Y eso que no estábais en Barcelona....
jajajja
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