La conocí en mi trabajo una noche, yo andaba aburrido de que no pasara nada interesante en mi vida en las ultimas semanas, y ahí estaba ella, apretando el pantalón en su andar melodioso, mostrando un escote que le daba bienvenida a los piropos mas exaltados. Yo no soy muy bueno para empezar la conversación con una mujer, pero aquella noche algo paso en mi, que me volví un hablador trajinado, un mentiroso compulsivo, en pocas palabras, me transforme en un lobito feroz.
Basto media hora para saber mucho de ella, tenia dos años mas que yo, trabajaba en una tienda del famoso Jirón de la Unión y tenia un enamorado que estaba peleado con ella, los motivos no me quiso contar, pero me bastaba con saber que estaba enojada con él. No dude en acompañarla al paradero para que tome el bus que la llevaría a su casa, sin embargo mis planes eran otros, como era sábado le propuse tomar algo juntos y seguir platicando de sus problemas (por alguna razón, eso les encanta a las mujeres, y yo soy muy bueno fingiendo que eso me interesa jeje). En fin, ya llegando al lugar, ella miro el ambiente y la buena música a todo volumen y se animo a pedir dos cervezas bien heladas, yo no quería quedarme atrás y pedí dos mas. La noche se hizo cómplice, ella me conto sus secretos mas íntimos y yo le dije mis mentiras mas interesantes (que me gustaría casarme algún día, que las mujeres suelen ser mas inteligentes que yo o que en mi otra vida me gustaría nacer mujer), no dude en abrazarla cuando se ponía triste, mi mano tocaba su cintura y recorría su figura de manera disimulada hasta llegar a acariciar su rostro como si fuera porcelana china o algún tipo de seda fina. Luego de algunos intentos, la pude besar bajo la oscuridad del lugar, cuando los parlantes sonaba "Mujer amante" de Rata Blanca, bese lugares muy cercanos a sus labios, acaricie partes que antes no me permitía, lo demás tomo un sentido natural, los movimientos fluían por si solos, no podía esperar a llevarla a otro lugar donde pueda terminar la misión a la que fui. Le hice la propuesta y ella acepto.
Estando en el hotel, pude ver su cuerpo desnudo, sus pechos que se endurecían conforme avanzaban las caricias, sus gemidos que subían de decibeles, sus manos que arañaban mi espalda, sus labios que dejaron de hablar para explorar partes de mi cuerpo que ya estaban bastante explorados. Cuando amaneció estaba abrazándome y respirando sobre mi pecho, no quería despertarla, se veía tan linda dormida, pero no tan linda como la noche anterior. Algo en mi quería salir huyendo de la habitación, sin dejar nombre ni numero telefónico, sin dejar rastro alguno de mi presencia. Pero nunca he podido ser tan cruel con las mujeres, le di mi numero y un beso de despedida. Aunque quería desaparecer de su vida, preferí tomar el camino largo y esperar que se harte de mi, poner en practica mi plan de escape, que es cambiar de carácter y volverme celoso y paranoico, hasta que me pidan darnos un tiempo de libertad, para así poder salirme por completo de sus vidas.
Ella nunca mas llamo, ni tampoco vino a verme a mi trabajo, yo tampoco la llame ni le mande un mensaje de texto saludándola, pasaron los meses y yo me moría de ganas por saber que de aquella muchacha de buenas piernas y escote atrevido. Pero nunca hice intento alguno por saber de ella, pensé que no había lugar para sentimentalismos, al fin y al cabo yo soy un lobito feroz.
Pasaron seis meses y un buen día abrí mi cuenta en "facebook" y ahí estaba ella, en unas fotos tomando sol en una playa del sur, acompañada de su novio (el mismo con quien estaba peleada), le escribí un email preguntándole si se acordaba de mi, si signifique algo para ella, si alguna vez pensó en llamarme o si podemos vernos algún día de nuestras vidas, su respuesta tardo diez días y fueron dos SI y dos NO, no precisamente en ese orden. Me sentí aliviado de alguna manera, golpeado en el orgullo pero no con daños irreparables, nada que un buen cuerpo desnudo no me haga olvidar.